Finalmente, el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, reconoció que hay un incremento -y grave- de la violencia y la inseguridad en la capital poblana.
Esto, tras el terrible asesinato de Alán y Camila, jóvenes de 29 y 21 años que sufrieron un ataque al interior de su domicilio en San Baltazar Campeche.
El gobernador, pues, dijo que el gobierno federal y el municipal (¡y el estatal?) deben reforzar la manera de garantizar la seguridad pública en todo el territorio capitalino.
Y, como no podía ser de otra forma, Miguel Barbosa le echó la culpa a los “ajustes de cuentas” entre bandas y personas “que delinquen”. Es decir, el gobernador ya juzgó a quienes murieron y desde su mañanera dijo que son culpables por “andar en malos pasos”.
Recordó que actualmente hay operativos en marcha encabezados por la Guardia Nacional, la Policía Estatal y la Policía Municipal de Puebla para frenar la ola de violencia, sin embargo, reconoció que esas labores se deben intensificar porque más allá de los homicidios, otros delitos como los robos a cuentahabiente y las riñas han incrementado recientemente.
El gobierno del estado ciertamente debe intensificar estas labores -y otras más-, porque la violencia no es algo que se da espontáneamente; tiene un fondo: la pobreza y la desigualdad. Y mientras no se ataque este principal problemas, no se va a apaciguar. Por ahí deben empezar.