Por Leticia Montagner
Diversos organismos nacionales relacionados con la producción en el campo han externado su punto de vista y preocupación sobre la carestía de los alimentos y que se debe a los fertilizantes, la guerra entre Rusia y Ucrania y la habitual dependencia externa.
La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), reportó que una familia mexicana, hasta el mes pasado, necesitaba mil 223 pesos para adquirir 38 productos de la canasta básica, cuando un año antes bastaba con mil 66 pesos. La conjunción de tres fenómenos que han impactado negativamente al campo mexicano, que parece no importarle al Gobierno Federal son los siguientes:
Primero, el aumento de los fertilizantes que, hasta antes de la invasión de Rusia a Ucrania, subieron en promedio un 80 % el año pasado, según un análisis realizado por el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA). Los fertilizantes representan el 30 % de los costos de la producción de cultivos.
Segundo, la dependencia de México del mercado exterior. El país importa más del 60 % de los fertilizantes y ni para cuándo tendremos la capacidad para ser autosuficientes en la materia.
Tercero, el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania. La mitad de las importaciones mexicanas provienen de Rusia y el gobierno de Putin ya advirtió suspender indefinidamente sus exportaciones de este producto clave y aunque quisiera venderlo, resulta que las sanciones impuestas por occidente bloquean las operaciones financieras con ese país. La escasez de este producto básico continuará los próximos meses.
El gobierno anunció hace unos días que repartirá 352 mil toneladas de fertilizantes y para dar una idea de lo limitado de esta acción, baste decir que la cantidad a repartir alcanzaría solo para un millón y medio de hectáreas y el país cultiva alrededor de 26 millones.
La menor oferta de fertilizantes en el mercado desencadena un efecto en cadena: menor superficie cultivable para este período primavera-verano y con ello, menor producción agrícola, por lo tanto, mayor importación de alimentos como granos básicos, frutas y verduras a precios más elevados.
Por otra parte, agricultores de todo el país, sobre todo de los estados de Guanajuato y Puebla padecen el aumento en los precios de los fertilizantes, en algunos casos de hasta 300 % y se tienen dos consecuencias graves: La primera, la gente está dejando de cultivar sus tierras; la segunda, habrá escasez de alimentos, por lo que su precio será más alto.
El Director de Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología (PROCCYT), Cristian García de Paz, recordó que tan solo en el primer semestre del año pasado, México le compró a Rusia casi el 30 % de fertilizantes.
Si se toma en cuenta que Rusia es el principal productor de fertilizantes nitrogenados y las sanciones financieras y comerciales que Estados Unidos y Europa le han impuesto por el conflicto en Ucrania, es muy posible que se limite el suministro global de fertilizantes, el cual, analistas internacionales estiman hasta en un 25 %.
El Presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos A.C. (UMFFAAC), Luis Eduardo González Cepeda, resaltó que los más afectados por el aumento de fertilizantes son los pequeños propietarios.
Existen reportes preocupantes de agricultores que han reducido la dosis de fertilizantes de un 30 hasta un 50 %. En el Bajío han disminuido la superficie sembrada, ante la incertidumbre de los precios en que venderán sus cosechas y que estiman que ni el gobierno, ni los costos de producción, les garantizan los rendimientos necesarios, así que mejor han dejado de arriesgar el poco capital que tienen.
En medio de la gestación de una crisis del campo por el aumento en el precio de fertilizantes, la situación se complica todavía más por el gran rezago de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), en la autorización del uso de productos fitosanitarios que necesita el campo mexicano.
Desde 2018 a la fecha, la Cofepris acumula 2 mil 686 registros que no han sido aprobados, lo que demuestra la contradicción del discurso oficial en el que, por un lado, se dice que se apoya al campo, mientras que, en los hechos, se limita el acceso a insumos clave para la productividad agrícola.
Sobre el tema, el Director PROCCYT, García de Paz agregó dentro de los rezagos de registros de la Cofepris, es notable que sean los productos nuevos, los más modernos y de última generación, los que tengan el mayor rezago.
Ambos directivos hicieron un respetuoso llamado al Doctor Alejandro Svarch, titular de la Cofepris, para que la dependencia agilice los procesos de registro y expresaron su interés y disposición a compartir información sobre las implicaciones y consecuencias que la parálisis de los registros tiene para los trabajadores agrícolas.
Así que ya conoce usted las causas de los aumentos de precios de productos de consumo en el país.
leticia_montagner@hotmail.com