El mundo ha contabilizado más de 155 millones de casos de coronavirus, 3.244.000 muertes y más de 91,6 millones de recuperados según el contador de la Universidad Johns Hopkins.
Mientras las muertes y contagios de Covid-19 aumentan en todo el planeta, las vacunas se convierten cada vez más en la esperanza para erradicar la pandemia. Pero ante la inequidad para su acceso, el reto es cómo lograr que surja un aumento de fármacos al alcance de todos, especialmente para las naciones más pobres que llevan la peor parte.
El presidente de Estados Unidos Joe Biden anunció esta semana una serie de medidas que incluyen la liberación de las patentes de las inyecciones de inmunización. Es decir, la exención de la protección de la propiedad intelectual de los antídotos, lo que abarataría sus costos y facilitaría su distribución.
Sin embargo, la iniciativa del mandatario ha desencadenado un cruce de posturas entre distintos países, entre ellos algunos que ostentan la fabricación o autoría de estos fármacos. Mientras Rusia, Francia e Italia se mostraron a favor del compartimiento de las patentes, naciones como Alemania y Brasil se oponen.
El Gobierno de Rusia, creador de la vacuna Sputnik V y más recientemente el antídoto de una sola dosis, llamada Sputnik Light, se mostró a favor de la iniciativa. «En Europa hay una idea que merece atención: eliminar la protección de la patente de las vacunas contra el Covid-19«, dijo el presidente Vladimir Putin, en una videoconferencia con la viceprimera ministra Tatiana Golíkova, responsable de comité gubernamental para la lucha contra la pandemia.
Según el mandatario ruso, la liberación de las patentes está acorde con las reglas de la Organización Mundial del Comercio, que prevén el levantamiento de la protección de la propiedad intelectual en situaciones extraordinarias, como ocurre actualmente.
En esa misma línea se pronunció el Gobierno de Italia. «Esta pandemia nos ha enseñado que solo se puede ganar juntos«, señaló el ministro de Sanidad, Roberto Speranza, quien agregó que «el avance de Biden sobre el acceso libre a las patentes de vacunas para todos es un importante paso adelante. Europa también tiene que desempeñar su papel«.
Las autoridades alemanas refutaron que la liberación de las patentes sea la clave para acelerar la lucha contra la pandemia y en cambio señalaron que la capacidad de producción y el control de calidad son las que pueden ampliar el acceso a las inoculaciones.
A este rechazo se sumó Brasil, uno de los países más afectados por el virus, pero que también produce vacunas contra esa enfermedad dentro de su territorio. Entre ellas, el antídoto chino Sinovac y también su primera vacuna contra el Covid-19, la ButanVac.
El canciller brasileño, Carlos Alberto França, afirmó que su país discutirá con Estados Unidos la suspensión de las patentes de la vacuna contra el Covid-19, pero resaltó que “el mayor problema hoy para el acceso a las vacunas son los límites materiales de capacidad de producción”.
El gigante suramericano, al igual que Chile, México y Canadá, defienden un gran acuerdo entre laboratorios y países para facilitar la producción local y aumentar el acceso al antígeno por parte de los países en vías de desarrollo.
La mayoría de estas naciones han apoyado la propuesta sobre las patentes, pero otras economías, muchas de ellas sedes de grandes farmacéuticas, como Reino Unido, Suiza y Japón, se oponen con el argumento de que la protección de la propiedad intelectual es importante para fomentar la innovación tecnológica.
Al rechazo de la propuesta se suma la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas que la considera como una solución “simplista” a un “problema muy complejo”.