Las consecuencias del conflicto Rusia y Ucrania ya se dejan sentir en todo el mundo debido a la imposición de medidas coercitivas de carácter comercial, financiero y mediático, con derivaciones incluso deportivas y culturales que Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea junto a sus aliados, Japón, Corea del Sur, Canadá, Australia y Nueva Zelanda han impuesto a Rusia.
Esas sanciones están repercutiendo en los precios de la energía y los carburantes, que han subido de precio a niveles records. Como se sabe, Rusia, es un gran productor de petróleo y gas, Ucrania de carbón y las sanciones están limitando el aprovisionamiento de Europa.
Además, por Ucrania, además, pasan los oleoductos y gasoductos rusos que conducen el 40 % de esos hidrocarburos que consume Europa. El gas y el petróleo son clave para la producción de electricidad, porque muchas centrales generadoras funcionan con petróleo. Esto ha hecho que la electricidad, por ejemplo, en España, alcance precios altísimos, o que otros países, como Alemania, vuelvan a plantearse la necesidad de mantener las centrales nucleares.
Metales como aluminio, cobre y el níquel registraron un aumento de precios exorbitante. El níquel superó los 100 mil dólares la tonelada. Las fábricas de automóviles, en particular las de modelos más modernos y caros, están sufriendo los nuevos precios. BMW está estudiando si detiene su producción. Rusia es además una gran productora de titanio, clave para la fabricación de microprocesadores (chips), que ya venían en crisis por la pandemia.
China, la segunda potencia global, mantiene una posición cercana a Rusia, en un momento delicado y difícil, sin romper con el mundo occidental y tiene que enfrentar las amenazas de Estados Unidos de imponerle sanciones en caso de que le ofrezca a Rusia soluciones que le permitan evitar las sanciones o moderar su efecto.
Alemania no contaba con fuerzas armadas importantes, recientemente el canciller Olaf Scholz anunció un programa de rearme colosal, de más de 100 mil millones de euros, que equivalen al 3 % del presupuesto anual, lo que conmocionará la industria armamentista global.
En América Latina también ha impactado el conflicto. Recientemente una delegación de Estados Unidos dialogo con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro para iniciar, al parecer, negociaciones que permitan retomar las exportaciones de petróleo venezolano a EE. UU. Esto implica un reconocimiento «de facto» a Maduro que desplaza a Juan Guaidó del escenario político y que también afecta al principal aliado militar de Washington en América Latina, Colombia, cuyo presidente, Iván Duque, quedó descolocado…
Las sanciones impulsan un aumento del costo de vida tan elevado que probablemente despierte movimientos de protesta y eleve el descontento con los gobiernos en muchos países, entre ellos los de la Unión Europea y América Latina.
Lo anterior se desprende del análisis realizado por Ignacio Ramonet y publicado en rebelión.org.