Para Alba Campos, líder de los trabajadores en Atlixco, el camino recorrido por el Sindicato Independiente (Sitemex) representa un ejemplo para la clase obrera mexicana. “El trabajo hecho por los obreros atlixquenses deja un gran legado”.
Karen Santos
Las jornadas de trabajo en la fábrica textilera Mex Mode, en Atlixco, Puebla, duraban 12 horas o más, se realizaban en una misma postura frente al calor intenso de las máquinas, los obreros tenían 15 minutos para comer y solo cinco minutos para ir al baño.
Esta situación prevaleció en la primera década de los 2000 y parte de la segunda, pero los trabajadores decidieron hacer a un lado al sindicato que favorecía los intereses de la fábrica coreana, cuyos directivos se creían dueños de los obreros: por cualquier cosa amenazaban con levantar reportes.
Eran tan prepotentes y abusivos, que cada uno de los “reportes” tenía un impacto negativo de 100 pesos en el salario semanal de los obreros y los efectuaban incluso sin motivo alguno. “Que si hablabas con tu compañero, reporte; que si te tardabas más de cinco minutos en el baño, reporte”, narró a buzos uno de sus trabajadores.
Cansados de estas injusticias y por no contar con el apoyo de los supuestos dirigentes sindicales, alrededor de 100 trabajadores buscaron una solución a sus problemas laborales y la encontraron en el frente obrero del Movimiento Antorchista Nacional (MAN), cuya asesoría fue determinante.
“Lo que necesitan ustedes es que el sindicato dé respuesta a sus reclamos. En las próximas elecciones participen, involúcrense”, les recomendaron en ese momento los líderes de Antorcha Obrera, quienes les advirtieron que en principio había que desplazar a los malos dirigentes del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Empresa Mex Mode (Sitemex).
Éste había surgido en 2001 también en respuesta a la corrupción de un órgano laboral anterior, pero el nuevo sindicato poco tardó en hacer lo mismo que su antecesor y en tolerar las vejaciones de que eran víctimas los trabajadores.
En 2008, asesorados por el MAN, iniciaron la lucha por hacer valer sus derechos laborales, pero no lograron respuestas a su favor debido a que otras organizaciones sindicales –entre ellas la supuesta “izquierdista” Unión Nacional de Trabajadores– se entrometieron en la elección con la complacencia de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de Puebla (JLCA).
Pero los obreros siguieron en pie de lucha y, en 2014, hallaron el momento oportuno. En una asamblea general realizada el cinco de enero de ese año, cambiaron al comité ejecutivo del Sitemex para el periodo 2014-2018. Compitieron con la planilla Seguridad, Trabajo y Confianza, liderada por Sebastián Tecuautzin Carranza, a quien sus compañeros reconocían por su sentido de justicia y su afán de lucha.
El triunfo fue contundente: 352 votos a favor, 16 en contra y 15 abstenciones. Sin embargo, su ilusión duró 20 días, porque José Rubén Huerta Yedra, presidente de la JLCA de Puebla, se negó a otorgar la “toma de nota” –documento que declararía legal la elección– con el argumento de que “existía un incidente de nulidad promovido por otro grupo o planilla con el mismo interés de contender”.
El viacrucis de los obreros
Pero los trabajadores, que habían esperado cuatro años esa oportunidad, no se rendirían y reiniciaron su lucha con el ala obrera del MAN para validar una elección que habían ganado con absoluta claridad.
Los embates contra los obreros subieron de tono; el 27 de enero de 2014 fueron despedidos injustificadamente dos de los trabajadores que habían conformado la planilla de Tecuautzin Carranza. Los afectados fueron Ariana Reyes Serrano, Secretaria de la Comisión de Vigilancia, Honor y Justicia, y Paulino Luna Mendoza, Secretario de Organización.
Ariana recuerda que no se le aclaró por qué se le despedía, pero la obligaron a firmar su renuncia. “No estuve de acuerdo en firmar y recibir dinero, como querían, ya que no cometí ninguna falta”. Paulino reveló que su despido se debió a la defensa de los derechos de los trabajadores de Mex Mode.
“Ellos (los patrones), al ver que se acercaban hacia nosotros los compañeros a denunciar problemas, a ofrecernos su respaldo, nos amedrentaron con despidos totalmente absurdos e injustificados”, mismos que finalmente concretaron de manera prepotente y grosera.
Ante tales arbitrariedades, los trabajadores acudieron a la Secretaría General de Gobierno para instalar una mesa de diálogo con su entonces titular, Luis Maldonado Venegas. Nadie los atendió. Enojados por la actitud de las autoridades, marcharon días después.
Así pasaron los meses sin que se avalara su elección ni se respetaran sus derechos. El 17 de junio detonó aún más el conflicto, cuando el Secretario General electo, Sebastián Tecuautzin, con María Alicia Atenco, integrante del Comité Ejecutivo del sindicato, fueron también despedidos ilegalmente.
Tomaron esta decisión después de que, tiempo atrás, habían decidido utilizar la artimaña de convertir a Tecuautzin en “empleado de confianza” para que se le anularan traposamente sus derechos sindicales.
“Se trata de una represión total, de una decisión, a todas luces ilegal, por parte de la empresa Mex Mode contra trabajadores que le resultan molestos porque exigen que sus derechos sean respetados y porque encabezan las demandas de los obreros”, afirmó entonces Mariano Saavedra Canseco, líder del MAN en Puebla.
El despido del líder obrero, aunado a la agresión física y verbal contra dos trabajadoras integrantes de su planilla, fue la gota que derramó el vaso: el miércoles 18 de junio, los obreros inconformes se fueron a la huelga. Acudieron a laborar pero, al llegar, cerraron las puertas de acceso a la fábrica y exigieron la restitución de los empleos a sus compañeros y la toma de nota por la JLCA.
Después de ocho días de plantón, esta institución, que siempre había apoyado a los patrones, cedió y se convocó a nuevas elecciones. Aún seguía el temor de los obreros a un boicot de los directivos, quienes además chantajearon con más despidos e intentaron sobornar a los trabajadores.
La nueva elección se realizó el siete de julio; el resultado no podía ser otro que la ratificación de los comicios del cinco de enero y la planilla encabezada por Sebastían Tecuautzin se erigió como la ganadora. Los obreros respiraban en paz al fin.
Ocho años de frutos
“Después de la elección del siete de julio de 2014, inmediatamente comenzamos a trabajar en coordinación con los empresarios de Mex Mode para resolver muchos de los problemas internos y externos que se venían arrastrando desde enero. Por ejemplo, dar salida a los incentivos, préstamos y entrega de los uniformes y recientemente el incremento salarial del cinco por ciento, respaldados por el Contrato Colectivo de Trabajo”, recordó en entrevista con buzos el líder del Sitemex, Sebastián Tecuautzin.
Los primeros cuatro años del nuevo comité directivo se utilizaron para “reacomodar, lo que estaba mal, construir un mejor ambiente para todos”. Entre las medidas aprobadas fue el horario de comida: “¡Qué convivio se iba a hacer si ni te daban chance de salir a comer! Ahora, aunque se piense que es algo insignificante, los obreros ya pueden disfrutar de diferentes actividades de sano esparcimiento que mejoran la convivencia”.
Además, en esos primeros años se logró estabilidad laboral, bonos, aumentos y reparto de utilidades justas. En 2018, cuando se acercó la renovación de dirigencia, los obreros no dudaron. “Tecuautzin debe seguir”, afirmaron. Y así fue.
El logro más importante de la revisión del CCT en 2020 fue que más de 650 trabajadores de confianza y sindicalizados recibieron un incremento salarial del seis por ciento, 16 días de aguinaldo, apoyo en despensa, gastos funerarios, educación y bonos extraordinarios por antigüedad.
A principios de este año, esos ocho años de progreso se vieron amenazados cuando, el 29 de diciembre, Julieta Morales García, quien se ostentó como secretaria de la Liga Sindical Obrera Mexicana, instó a sus seguidores a “reventar” las elecciones sindicales del Sitemex del pasado dos de enero. La amenaza fue tomada en serio debido a la historia anterior del Sindicato.
“La gente de esa liga trató de malinformar a los obreros, de convencerlos para que no votaran, aunque es un derecho del trabajador elegir a sus representantes. Pero no pudieron demostrar ninguna de las acusaciones que nos hacían”, explicó Tecuautzin. El dirigente reveló además que, desde hacía tiempo, el llamado “personal de confianza” busca por todas las vías posibles dar una mala imagen de la directiva sindical.
“Son palabras que dicen ellos, pero nunca las han demostrado o sustentado, son personal de confianza y, como no tienen manera de participar en la vida sindical, buscan desinformar a los obreros… es cierto –afirma– que tenemos una historia, digamos, fea, pero hemos ido mejorando; desde que tomé la dirigencia del sindicato hemos tenido un buen diálogo, hemos sido razonables porque humanitariamente debemos mejorar las condiciones de los trabajadores. Los mismos compañeros han visto la diferencia, porque saben lo que vivíamos a lo actual que estamos viviendo, hay mucha mejora. Por eso los compañeros han refrendado el apoyo que me dan para seguir al frente”.
En la elección de enero de 2022, muchos de los ataques estuvieron dirigidos contra la sinergia del Sitemex con Antorcha Obrera. Pero el líder sindical responde tranquilo y seguro: “Antorcha nos apoya hoy y nos ha apoyado siempre; eso no es secreto. Es un orgullo para nosotros, porque nos brindó el apoyo cuando más lo necesitábamos, porque los buscamos como obreros para mejorar las condiciones que teníamos y respondieron. Podrán decir de mala manera que soy antorchista, querer utilizarlo como ataque, pero para mí no lo es, porque lo cierto es que Antorcha nos ha apoyado y nos ha asesorado mucho para hacer las cosas de mejor manera dentro de la empresa. Realmente solo ha venido a ayudar y mejorar las condiciones, pero, como dicen por ahí, los contrarios siempre van a ser ‘contras’, nunca van a buscar la forma de querer mejorar las condiciones de los trabajadores, como sí lo hace la organización”.
Sitemex: ejemplo en México
Para Alba Campos, líder del frente obrero del MAN en Atlixco, el camino recorrido por el Sitemex representa un ejemplo para la clase obrera mexicana. “El trabajo hecho por los obreros atlixquenses deja un gran legado; es la lucha por sus derechos laborales, por el respeto a los derechos de los trabajadores”, explicó a buzos.
Campos recuerda que el Sitemex es de los pocos sindicatos que, de manera auténtica, velan por los trabajadores; la dirigencia se preocupa por mejorar las condiciones de los obreros, hace gestiones, realiza convivios, organiza eventos y, sobre todo, no “les chupa el sueldo a los obreros en cuotas sindicales”.
“Ni Antorcha ni los dirigentes sindicales estamos ahí por un interés económico, porque la cuota sindical es de apenas seis pesos y todo se regresa a los obreros en beneficios. Luchamos con los obreros porque tenemos un proyecto de país, porque queremos cambiar a México y los obreros juegan un papel importantísimo.
“La clase trabajadora es la que produce la riqueza del país. Sin embargo, es también la más desprotegida. Por esta razón merecen una condición de vida digna y esto se puede lograr a través de un sindicato que realmente los defienda. Nosotros debemos constituir un sindicalismo auténtico que se preocupe realmente por los trabajadores y defender sus intereses. Tenemos que seguir para que el sindicato de la Mex Mode no se acabe y sea un ejemplo para Atlixco y para todo el país.
“Si trabajamos juntos –continuó– los sindicatos de todo el país podremos obtener lo que por derecho nos corresponde, ya que los trabajadores son una fuerza importante y grande. El verdadero gigante de este país son los trabajadores y si nos organizamos y trabajamos juntos estaremos heredando un México más justo y progresista”.