Martín Antonio Escamilla Meza
Vladimir Ilich Uliánov, Lenin, nació el 22 de abril de 1870 en Simbirks y muere en Gorki el 21 de enero de 1924; aunque de origen ruso, su aporte al desarrollo de la humanidad es inconmensurable. Mencionaré solo algunas de sus grandes aportaciones.
Lenin contribuyó al desarrollo de la teoría revolucionaria de Carlos Marx y Federico Engels, sabios luchadores alemanes, dirigentes del proletariado mundial. Lenin formuló una definición científica de la materia, con lo que marcó un desarrollo del marxismo en filosofía: “La materia –sostuvo- es una categoría filosófica para designar la realidad objetiva dada al hombre en sus sensaciones, calcada, fotografiada y reflejada por nuestras sensaciones y existente independientemente de ellas”.
En el terreno económico y social, Lenin descubre el surgimiento y desarrollo de una nueva fase superior del capitalismo mundial, su fase imperialista: La concentración de la producción y del capital es tan alta que deriva en la creación de los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica. La fusión del capital bancario con el industrial, dando lugar al capital financiero. La exportación de capitales de los países poderosos al resto del mundo adquiere una gran importancia. El mundo se reparte entre las potencias capitalistas más importantes. La Primera Guerra Mundial era, pues, como lo fue también la segunda, una guerra imperialista por un nuevo reparto del mundo entre las potencias.
Lenin también fue el creador de la teoría del partido de nuevo tipo; sostuvo que era la clase obrera la que, por su posición económica, estaba llamada a encabezar una revolución para instaurar el socialismo. Pero afirmó que para que los obreros pudieran cumplir esta tarea revolucionaria, debían estar no solo organizados sino contar con una conciencia política de clase, que no solo buscara la solución de demandas inmediatas y se conformara con ellas, sino que luchara, además, por conquistar el poder político para lograr su demanda histórica: erradicar la explotación del hombre por el hombre. Que esa conciencia política de clase en los obreros debía llegarles de fuera, de los miembros de un partido de nuevo tipo, formado por cuadros profesionales de la revolución, preparados teóricamente, con un alto grado de compromiso y cariño por el pueblo, regidos por el principio del centralismo democrático, con una disciplina de hierro. Un partido fundido entre las masas proletarias, para organizarlas, concientizarlas, dirigirlas y luchar junto con ellas hasta las últimas consecuencias.
Lenin, con el concurso de las masas populares y ese partido de vanguardia hizo una revolución social. En el mes de febrero de 1917, en Rusia el pueblo padecía hambre y estaba harto de la guerra y por eso se inicia la primera etapa de la revolución con la huelga espontánea de los trabajadores de las fábricas de Petrogrado. Las huelgas se generalizan y después de muchos días de manifestaciones, el zar ordena la movilización de la guarnición militar de la capital para sofocar la rebelión, pero todos los regimientos de la guarnición de Petrogrado se unen a la revuelta y el zar Nicolás II abdica el 2 de marzo. Rusia queda en manos de un gobierno provisional con alta influencia de liberales burgueses y socialistas moderados. El partido de Lenin, integrado por los bolcheviques, en septiembre, controlaban ya la mayor parte del país; éstos, llaman a la insurrección a los obreros, campesinos y soldados rusos y en la noche del 6 al 7 de noviembre (24 y 25 de octubre según el calendario juliano), la Guardia Roja bolchevique toma, sin resistencia, el control de los puentes, de las estaciones, del banco central y de la central postal y telefónica luego sobreviene el asalto final al Palacio de Invierno. El proletariado consciente, organizado en los soviets, con su partido leninista se hace del poder.
Pero Lenin y los bolcheviques junto con el heroico pueblo ruso, no habían pasado lo peor, sobreviene una cruenta guerra civil que tuvo lugar entre 1917 y 1923. El denominado Movimiento Blanco, compuesto por conservadores y liberales burgueses, así como por los sedicentes socialistas revolucionarios y mencheviques contrarios a la revolución bolchevique y contando con el apoyo de poderosos ejércitos extranjeros como el de los Estados Unidos, Japón, Francia y el Imperio británico, apoyo denominado “Intervención Aliada en Rusia”, generaron la parte más sangrienta de la revolución, con tal de derrocar el nuevo gobierno del proletariado ruso, provocando la muerte de más de 7 millones de ciudadanos. Pero el pueblo ruso, organizado y consciente, con Lenin y su partido de vanguardia al frente, derrotaron a sus enemigos.
Rusia necesitaba medidas económicas capaces de levantar la economía y ahí fue cuando apareció la Nueva Política Económica el 14 de marzo de 1921, impulsada por Lenin, en la que se planteaba la coexistencia de los sectores privados y público, como un repliegue estratégico justificado por el atraso económico que estaba sufriendo el país, una medida totalmente coyuntural que estaba destinada a despejar los horizontes futuros de un nuevo modo de producción; como parte de ello, el primer plan de Lenin con miras al desarrollo económico y para eliminar la brecha entre el campo y la ciudad, fue la electrificación para toda Rusia, logrando llevar la energía a millones de hogares, una tarea propia de titanes.
Finalmente, otra de las grandes obras de Lenin fue la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en diciembre de 1922, que ha dejado su huella indeleble en el mundo. Resultó, por ello, toda una tragedia mundial, la muerte tan prematura de Lenin; si hubiera vivido más años, para dirigir los destinos de la URSS, tal vez otra sería la historia de la humanidad en su época contemporánea. No obstante, lo cierto es que la antorcha libertaria de Lenin y los bolcheviques sigue encendida en el seno de la lucha revolucionaria del proletariado mundial.