Este martes, el gobierno de los rebeldes chiíes hutíes dio a conocer que suman 91 los muertos por el bombardeo del pasado viernes contra un centro de detención en Saada, en el norte de Yemen atribuido a la coalición militar liderada por Arabia Saudita , mientras que el número final de heridos ascendió a 236.
En una rueda de prensa, el ministro de Salud del gobierno hutí, Taha al Mutawakel, afirmó que los trabajos de rescate han finalizado y están realizando ahora los trámites para la entrega de cuerpos a los familiares de las víctimas, según la agencia oficial de noticias Saba, controlada por los insurgentes.
El ministro consideró que esta cifra de víctimas es una “prueba de la brutalidad del crimen y de la decadencia moral de la agresión” cometida por la coalición árabe.
Asimismo, señaló que la alianza de países suníes “cometió una serie de crímenes durante el mes de enero con alrededor de 500 víctimas, entre ellas 150 muertos”, según recoge la agencia.
Los hutíes, la ONU y varias ONG acusaron a la coalición árabe de haber perpetrado el ataque contra el centro de detención, pero la alianza negó su implicación en esta acción.
Se cree que muchas de las víctimas de este bombardeo son migrantes africanos que llegan a Yemen y tratan de acceder ilegalmente a Arabia Saudita, país fronterizo con Saada, uno de los principales bastiones de los rebeldes chiíes, aunque el gobierno hutí no ha revelado sus nacionalidades.