Augusta Díaz de Rivera y Marcos Castro supieron ganar la elección interna del PAN. Dicen que de los contrarios siempre se puede aprender algo, y ellos lo supieron hacer.
Así como Morena en el 2018 logró capitalizar el descontento general de los mexicanos ante los “políticos tradicionales”, así la hoy dupla ganadora supo sacar provecho del enojo de la militancia panista.
Los panistas guardaban serio rencor a Genoveva Huerta tras las elecciones del pasado 6 de junio, donde, a todas luces, dio la espalda a caras muy aclamadas para el panismo.
Sin olvidar que, presuntamente, habría pactado con algunos morenistas, entre ellos, el propio Ignacio Mier.
Así, Augusta y Marcos, sin demeritar su trayectoria en el albiazul, no tuvieron sino que esperar a que el escenario se acomodara. Y se acomodó.
Genoveva, no esperabamos menos, no aceptó de una la derrota. “Anomalías”, denunció. Lo raro es que, la anomalía más sobresaliente, fue que su contrincante, Díaz de Rivera, no pudo votar en su casilla: no apareció en el listado con fotografía, en el centro de votación de San Baltazar Tetela.
Esperaremos este lunes lo que Huerta tiene que decir sobre su derrota.