Este jueves, el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, pidió a los países miembros, incluir programas de integración de los migrantes en sus planes de recuperación, y advirtió que concentrar a esas personas en ciertos barrios puede ser un obstáculo para ese objetivo.
Durante una presentación en línea a la prensa del informe anual de la Organización para la Cooperación Económica (OCDE), Cormann explicó, sobre los flujos de migrantes, que esas concentraciones pueden ser negativas porque implican “riesgos para la integración a largo plazo, en especial para los niños”.
En el documento, el máximo responsable del informe, Stefano Scarpetta, confirmó que debido a la pandemia se registró un retroceso en la integración de los migrantes que se había constatado durante el decenio precedente y que en algunos países se ha desarrollado un sentimiento entre la población con fenómenos de discriminación.
Las diferencias en la tasa de empleo entre los migrantes y la población autóctona de los países de la OCDE se han incrementado durante esta crisis, al pasar de dos a tres puntos porcentuales. También ha crecido la fractura en la tasa de paro entre unos y otros, que es ahora de tres puntos globalmente.
A ese respecto, la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, reconoció que “la pandemia ha afectado a los migrantes y a los refugiados de forma desproporcionada”, tanto en el terreno laboral como también en el educativo.
Johansson, que intervino en la presentación por vídeoconferencia desde Bruselas, señaló que los hijos de migrantes que no tuvieron escuela durante meses y que por lo general disponían de menor acceso a internet y a instrumentos digitales que otros alumnos, han salido mucho más perjudicados y habrá que compensar las pérdidas en su proceso educativo.
La comisaria se esforzó en señalar, no obstante, que un elemento positivo de esta crisis es que ha hecho evidente en qué medida son esenciales los migrantes en muchos puestos de trabajo.
Precisamente, la escasez de mano de obra que viven ciertos países en algunos sectores, y que está provocando problemas económicos, podría ser uno de los motores para el despegue de nuevo de los flujos de migración tras el severo parón constatado en 2020, según la OCDE.
“Los migrantes pueden ser una parte de la solución”, indicó Cormann.
En cualquier caso, Scarpetta consideró que es demasiado pronto para decir con qué ritmo se van a recuperar los flujos de migrantes en dirección de los Estados de la organización.
En 2020, esos flujos se hundieron más del 30% en un contexto de restricciones a los movimientos y de parálisis económica para quedarse en 3.7 millones de personas, la cifra más baja desde 2003.
Un hundimiento que, entre otras cosas, propició un aumento de las tensiones sociales en muchos países emisores de migrantes.
Scarpetta hizo notar que globalmente los migrantes tienen una contribución positiva en términos fiscales en los países donde viven, es decir que lo que pagan en impuestos o cotizaciones es superior a las prestaciones o ayudas que reciben.
Esa contribución varía de unos países a otros. Básicamente es más positiva en los países donde los migrantes son jóvenes, y por tanto activos, mientras que puede ser negativa en otros con un colectivo de migrantes envejecido.