Hace 70 años, China era un país sumido en la pobreza que buscaba salir de una hambruna que dejó millones de muertos. Hoy es una potencia mundial y la segunda economía más grande del planeta.
El presente de China no se puede entender sin su pasado. En menos de 200 años, el país ha enfrentado conquistas, guerras civiles, una hambruna y la llegada de un nuevo modelo político, económico e ideológico que es la base de lo que hoy conocemos como el “gigante asiático”. Uno que hoy libra una guerra arancelaria con Estados Unidos y en la cual Pekín, según expertos, tiene la balanza a su favor.
De 1839 – 1949 el llamado “el Siglo de la Humillación”, es el período durante el cual China fue sometida por potencias extranjeras.
Pero, en 1949 la victoria del Partido Comunista de China (PCCh) en la guerra civil y el ascenso de Mao Tse Tung al gobierno proclama la fundación de la República Popular de China lo que fundamento la autodeterminación nacional y de resistencia al orden internacional en el que dominaban la ideología liberal.
De 1958 – 1962 se aplica la política de “El Gran Salto Adelante”, cuyo objetivo era reformar la economía agraria china. En 1966 inicia la Revolución Cultural de Mao Tse Tung, hasta su muerte en 1976.
Durante el gobierno de Mao Tse Tung, se consolidó la economía China, fue el triunfo del PCCh en 1949 la punta de lanza para que China lograra una transformación estructural del poder político del país asiático.
En 1978 entra al poder Deng Xiaoping, quien comienza a aplicar una política de reforma y apertura que se puede sintetizar como un país socialista con una economía abierta al mundo, que transforma el modelo socialista planificado en una economía de mercado con énfasis en la inversión extranjera y el comercio exterior.
Se toman elementos de una economía centralizada, pero con una dirección muy clara por parte del Estado, logrando atraer inversión de capitales, lograron el llamado know how, pero no fue una liberalización como la de América Latina o en otras latitudes, sino que el Estado siempre estuvo presente en la dirección de la economía del país.
La implementación de las llamadas zonas económicas especiales, en su mayoría ubicadas en zonas costeras, en donde se adaptaron leyes e infraestructura para crear condiciones favorables para la inversión fue un punto esencial para el desarrollo del país asiático.
La reforma y la apertura representó un cambio muy importante para China, porque el socialismo permitió el desarrollo de la economía planificada y la existencia del mercado. lo que ha permitido a China desarrollar su economía.
Termino el período en que las potencias sometían a China y les obligaban a aceptar los tratados desiguales con las potencias que resultaban como únicas beneficiadas. A partir de la Revolución, China se consolidó como un Estado unificado que a nivel internacional proyecta una identidad nacional cohesionada.
Entre 1949 y 1976, los años en los que Mao Tse Tung dirigió a China, se consolidó una revolución basada en el marxismo-leninismo, pero adaptándose a las condiciones nacionales cuyo gobierno tuvo más peso el ámbito ideológico que los cálculos técnicos, las cifras y las estimaciones.
Pero, aunque los años de “El Gran Salto Adelante” y la Revolución cultural son períodos que el mismo PCCh considera, en términos generales, como negativos, evaluaron y corrigieron para lograr el desarrollo hasta ahora alcanzado.
Desde 2013, casi 100 millones de chinos han salido de la pobreza extrema gracias a las políticas del actual presidente Xi Jinping, que de acuerdo con cifras de las propias autoridades chinas, en 2021, el país reportó que la pobreza estaba erradicada en su territorio.
Además, a China también le ha beneficiado trabajar y plantearse metas a partir de planes quinquenales, mismos que le han permitido al país tener una ruta de desarrollo clara y en constante evaluación de lo que han hecho y hacia dónde orientar sus recursos.
China multiplicó su PIB por 298 veces desde 1960 hasta 2023, pues pasó de 59 mil 700 millones de dólares a más de 17. 82 billones en dicho lapso, de acuerdo con el Banco Mundial.
China, comenzó a ser la sede de todo tipo de empresas que van desde los enseres más básicos hasta proveedor de empresas como Nike, Adidas y Apple, que optaron por una reducción de sus costos.
Pero el hoy gigante asiático también impuso sus condiciones en cuanto a la inversión extranjera, por ejemplo, en materia de transferencia tecnológica, en donde se estipula que no solo se va a recibir inversión y solamente se va a maquilar, sino que debe existir un compromiso por parte de estas grandes compañías occidentales para que se transfiera la tecnología a las fábricas chinas.
Ahora que el presidente estadounidense declaró una guerra comercial contra todo el mundo a través de la imposición de aranceles a decenas de naciones. Aunque la medida fue pausada temporalmente para la mayoría de los afectados, en el caso de China, el principal productor del mundo, la cifra asciende a 145% y los gravámenes acumulados sobre algunas exportaciones chinas individuales a Estados Unidos han alcanzado el 245% bajo varias designaciones. Ante ello, Pekín respondió con la imposición de tarifas de 125% a los productos y bienes norteamericanos.
Mientras tanto, en la red social TikTok se ha inundado de videos en los que proveedores chinos desvelan cómo es el proceso de producción de artículos de marcas de lujo, ya que el 80% de esa manufactura se hace en China. Los contenidos buscan que la gente compre, sin intermediarios, los productos fabricados en ese país.