Los astronautas Sunita Williams y Barry Wilmore regresaron a la Tierra hace pocos después de pasar 9 meses en la Estación Espacial Internacional y sus cuerpos experimentaron cambios significativos. La cápsula Space X que transportó a los astronautas aterrizó en la costa de Florida el martes pasado.
Se suponía que la pareja pasaría 8 días en la estación, pero una nave espacial defectuosa los dejó varados sin transporte a casa hasta ahora. Los cambios han sido:
La estadía de 9 meses los habrá hecho más altos, más débiles y les habrá causado problemas de visión, según estudios médicos de astronautas anteriores. Crecieron más alto porque crecen en altura en el espacio porque los discos de la columna vertebral se expanden en condiciones de ingravidez.
El corazón no trabaja tanto en el espacio, lo que podría provocar una disminución de su tamaño. En la Tierra, un corazón más pequeño y débil podría sobre esforzarse. Por cada mes que pasan en el espacio, los huesos que soportan peso de los astronautas se vuelven un 1 % menos densos, mientras que sus músculos pierden tejido. Durante misiones de larga duración, los ojos se vuelven más planos y la visión cambia.
De acuerdo al diario estadounidense The Wall Street Journal, un estudio de 2022 publicado en la revista Scientific Reports, muchos huesos de astronautas nunca se recuperan por completo. A menudo, los astronautas deben usar gafas graduadas a su regreso. Y durante un tiempo, serán más altos. Cuando el astronauta Scott Kelly regresó a casa en 2016, tras pasar casi un año en el espacio, había ganado 5 centímetros de altura.
La ingravidez también provoca que los fluidos corporales se desplacen desde las piernas de los astronautas hacia el centro de sus cuerpos. En noviembre, surgieron preocupaciones en línea sobre la salud de Williams, cuyo rostro aparecía demacrado en varias imágenes. Williams afirmó que un cambio de fluidos y el aumento de músculo que había desarrollado en el espacio cambiaron su apariencia.
“Hay muchos cambios aquí. Creo que corren rumores de que estoy bajando de peso”, dijo Williams durante una entrevista con New England Sports Network el 12 de noviembre. “Estoy en el mismo peso que cuando llegué aquí”.
La estación espacial orbita a unas 250 millas sobre la superficie de la Tierra, lo que expone a sus ocupantes a un riesgo ligeramente mayor de exposición a la radiación espacial dañina. Los astronautas usan dispositivos detectores de radiación llamados dosímetros para comprobar cuánta radiación ha recibido cada uno de ellos durante su estancia en la estación . Una vez que los astronautas alcanzan cierto nivel de exposición a lo largo de su carrera, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), les prohíbe regresar al espacio.
Los médicos de la NASA examinarán a los astronautas para detectar signos de cáncer durante el resto de sus vidas. Hacen ejercicio a bordo de la estación para ayudar a disminuir algunos de estos problemas fisiológicos y cada astronauta responde de manera diferente a los rigores del espacio.
Después del aterrizaje, Williams y Wilmore fueron llevados al Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, donde los médicos controlarán sus signos vitales y los examinarán para detectar enfermedades a corto plazo y posibles efectos a largo plazo sobre la salud.
Luego, pasarán por un programa de recuperación de 45 días que incluye dos horas diarias de ejercicio, pruebas médicas, de rendimiento y pruebas científicas, según la NASA.
«Generalmente, los sistemas fisiológicos de la mayoría de los miembros de la tripulación se recuperan dentro de este período de tiempo», dijo la NASA en un comunicado el lunes pasado.