¿Qué cosecha un país que siembra cuerpos? Tras la difusión del Rancho Izaguirre, en el estado de Jalisco, la sensación en el ambiente es como una opresión en el pecho, un miedo que siempre ha estado allí, pero que se esconde en la cotidianidad, en la ignorancia, y hasta en el hacerse de la vista gorda.
Pero es inevitable pensar que sólo en seis años se contabilizó un estimado de 120 mil 628 personas desaparecidas en el país. Un informe de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) documentó 5 mil 698 fosas clandestinas descubiertas entre 2006 y 2023, más de la mitad fueron en el sexenio de López Obrador.
A 100 días del nuevo gobierno, ¡del segundo piso de la 4T!, cifras oficiales registran a 4 mil 120 desaparecidos. Pero en las mañaneras salen a minimizar este tema, a decir que nada asegura nada, que ya dejen al antiguo mandatario en paz, justificaciones vanas para el mar de sangre en el que nos ahogamos los mexicanos.
¿Callar? No se puede callar tanta miseria, tanta violencia. Muchos de esos reclutados fueron buscando empleos para salir adelante y terminaron siendo masacrados por “no aguantar”, por no querer ese cruento camino. No se puede ver a otro lado ni callar, no más.