Adrián Salazar
La tarea del Movimiento Antorchista, aunque puede decirse con precisión, organizar y educar al pueblo de México, en los hechos es vasta. Se trata de una labor titánica que requiere “brazos dispuestos, corazones sinceros y cerebros sin par”, para llegar hasta las comunidades más alejadas y en la mayoría de los casos, marginadas, hablar con la gente y explicarles la realidad en que vivimos, requiere, pues, de buenos oradores, de tribunos populares, capaces de poner en un lenguaje sencillo pero contundente, las contradicciones del modelo político-económico que nos tiene sumergido en la pobreza y cómo podemos resolverlo.
En esta, que es tan sólo una de las múltiples aristas que tiene el Movimiento Antorchista para educar a la clase trabajadora, se ha puesto de manifiesto la capacidad del pueblo para analizar la realidad y desentrañar la causa de los problemas a los que se enfrentan diariamente como no poder adquirir la canasta básica para alimentar a su familia, no tener un servicio médico donde pueda curarse bien, educación deficiente, inseguridad, falta de empleos, carga tributaria excesiva, entre muchos otros más: una injusta distribución de la riqueza.
Ante esta situación, el pueblo que ha desarrollado su habilidad como orador, a su vez, es capaz también de identificar aquellos discursos que no son más que demagogia barata, utilizada mayormente por nuestra clase política actual, lo cual les permite no dejarse engatusar y desenmascarar sus pretensiones que se limitan a llegar al poder político por ambición y para beneficio personal.
En cambio, lo oradores antorchistas, los verdaderos tribunos populares, hacen uso de la palabra como una herramienta de emancipación para sus hermanos de clase, pues una y otra vez, insisten con palabra férrea, en orientarnos sobre el camino y las acciones que debemos tomar para lograr una transformación radical en nuestra sociedad y hacerla más justa para todos. La oratoria es un arma revolucionaria transformadora de conciencias.
Por eso, como muestra de congruencia entre su decir y su hacer, el Movimiento Antorchista convoca a su V Jornada Nacional de Oratoria, la cual se realizará este 22 de febrero en todas las capitales del país, con una participación en las categorías: Juvenil A (secundaria), Juvenil B (preparatoria), Libre estudiantil (universitarios), Magisterial, Activistas, Libre campesino y Libre obrero-popular.
Como dijo el maestro Aquiles Córdova Morán, secretario General del Movimiento Antorchista Nacional, la oratoria debe ser el instrumento fino y lúcido para que trasmitamos nuevas ideas, las ideas del futuro, de la revolución. El orador revolucionario tiene como reto reconquistar para la humanidad entera el amor a la palabra.
Hay tres condiciones que debe reunir un buen orador. Primera: tener una cultura científico-política, esto significa conocer a fondo el materialismo dialéctico e histórico como compendio de las leyes de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento; y analizar y conocer la realidad que pisa; segunda: debe poseer una sensibilidad profunda del idioma que maneja, de la palabra como tal y de ésta como parte de un pensamiento; y tercera: que requiere de la emoción profunda y del convencimiento profundo de la idea que quiere transmitir.