Romero Pérez Ortiz
“La disputa por el mundo se viene y se viene a muerte”, Ing. Aquiles Córdova
Me dirijo a la comunidad estudiantil del Tecnológico de Tecomatlán y a los pobres de México para que juntos pensemos, razonemos y reflexionemos sobre lo que está aconteciendo a nivel mundial. Mientras nosotros estamos aquí realizando nuestro acto cívico, allá en Rusia se está decidiendo el destino del mundo; mientras aquí todo es paz, allá civiles e inocentes son acribillados por los misiles asesinos de largo alcance del imperialismo rapaz y voraz; mientras acá dormimos tranquilos, allá en Rusia, la OTAN lanza sus misiles queriendo ahorcar militarmente al pueblo heroico ruso. Mientras nuestros estudiantes y docentes no asisten a los actos cívicos y a sus clases, la Tercera Guerra Mundial ha comenzado ya. Una guerra de rapiña está desatada, y el destino del mundo pende de un hilo muy delgado, el destino de los pobres del mundo está en juego.
Un fantasma recorre el mundo y no es un fantasma del comunismo, sino un fantasma imperialista más rabioso y diabólico que el fascismo de Hitler, con las fauces llenas de sangre, buscando con ansias de sed y hambre a quien devorar. Y nuevamente Rusia sale a la defensa de los países subdesarrollados. Nuevamente Rusia sale a la palestra en defensa de los pobres del mundo como lo hizo en la Segunda Guerra Mundial que salvó a la humanidad entera de las manos del fascismo alemán; ahora está salvando a la humanidad de las manos del capital financiero, dirigido por Estados unidos de América, Alemania, Francia, Japón, Corea del Sur e Inglaterra. Rusia no está sólo, cuenta con nuestro apoyo porque también nosotros queremos que haya un mundo multipolar. Guerra sin tregua contra la hegemonía política, económica y militar del imperialismo norteamericano, que quiere seguir pisoteándonos como hasta ahora.
El hambre insaciable del capital financiero engulle todo lo que encuentra a su paso, países pequeños y grandes sin distinción alguna. En las dos últimas décadas lo vimos en Macedonia del Norte, Iraq, Libia, Afganistan, Siria, Ucrania y ahora Rusia. El capital financiero no tiene ética ni moral, porque su interés es saciarse de las ganancias de los países débiles y si una nación pone resistencia, rompe sus cercas recurriendo a la guerra, como lo que estamos presenciando ahora en Rusia. El capital financiero recurre a la guerra porque es la única salida que ha encontrado para reactivar la economía de los países más poderosos económicamente y para engordar los bolsillos de los megamillonarios del mundo. El capital financiero ha encontrado la guerra como la medicina para su sobrevivencia, ha encontrado a la guerra como un instrumento idóneo para sobrevivir a las múltiples crisis económicas que padece el mundo. De ahí que no es casual que veamos guerras por todo el planeta, porque es una forma de que los ricos dueños armamentísticos “hacen su agosto”. Por lo tanto, la guerra es inevitable, y una guerra de misiles de largo alcance ha comenzado ya. Y la tensión sigue escalando, no por Rusia, sino por la OTAN que es empujado por los grandes capitales del mundo. Estamos en la antesala de una guerra nuclear, que ni deseamos ni queremos, porque una guerra de esa magnitud, arrasará con todos los seres vivos que habitamos en esta tierra.
Y por eso pregunto, ¿ante tanta crueldad y perversidad del capitalismo financiero, qué debemos hacer los pobres de México? Una sola cosa estudiantes y docentes del Tecnológico: unirse bajo una sola ideología, tomar partido por Rusia y luchar por un mundo multipolar. Porque si Rusia logra hacerse con la victoria, México se librará de una vez y para siempre de las botas del imperialismo norteamericano; México se librará del yugo del modelo neoliberal que tanto daño ha hecho a los pobres mexicanos. Y para cuando llegue ese momento de emancipación, los proletarios mexicanos debemos estar preparados, organizados y dispuestos a construir un México lleno de paz, de justicia y de equidad. Dispuestos a construir un mundo lleno de luces, donde el hombre sea hermano del hombre, donde no haya egoísmo, un México donde exista la verdadera solidaridad, un México donde no haya pobres, un México donde todos tengamos educación de calidad, trabajo bien remunerado, vivienda digna, donde haya tiempo suficiente para alimentar nuestro espíritu de arte y cultura. Este sueño que yo les menciono estudiantes y docentes del Tecnológico ni por asomo es utópico; este sueño de un mundo mejor, es real, porque lo estamos construyendo sobre condiciones reales, y hoy por hoy una sola organización nos puede llevar a construir este mundo lleno de luces, la única, la mejor estructurada que es Antorcha Revolucionaria. Decidámonos, pues, ahora, porque cuando llegue el momento, tarde será. Es cuando.