Un nuevo estudio concluyó que lo que perjudica la salud mental no es tanto el uso de Internet, las pantallas o las redes sociales como el tipo de información que se consume en ellas
En los últimos años numerosos estudios han focalizado su atención en el impacto que el uso abusivo de pantallas y especialmente de las redes sociales, puede tener sobre la salud mental.
El desarrollo y expansión de los smartphones y de apps como Facebook, X, Instagram o TikTok coincidió con el incremento exponencial de la cifra de jóvenes y adultos que presentan problemas de salud mental y contribuyó a colocar el foco sobre esta relación.
Sin embargo, otras investigaciones recientes ponen en entredicho este vínculo. La mayoría de los estudios se han centrado en la relación entre el tiempo frente a la pantalla y la salud mental, un área con resultados dispares, dijo Christopher A. Kelly, Psicólogo del University College de Londres en el Reino Unido, quien es coautor de un estudio publicado en la revista científica Nature Human Behaviour que concluyó que el problema no es tanto Internet, las pantallas y las redes sociales sino el contenido que se consume en ellas.
Según los resultados de la investigación, las personas con peor salud mental son más propensas a navegar por contenidos negativos en línea, lo que agrava aún más sus síntomas. Para evaluar la negatividad de una página web, los investigadores midieron el porcentaje de palabras negativas que contenía.
A veces es difícil escapar de la espiral de negatividad. Las malas noticias venden más que las buenas. Los fabricantes de bulos o falsedades, como demostró una investigación reciente, se aprovechan del malestar general para viralizar sus mentiras en la red.
Hay hechos dramáticos de los que es imposible escapar, como la pandemia o las inundaciones recientemente causadas por una Dana en la costa mediterránea española.
No sugerimos que se deba evitar toda la información negativa. De hecho, durante eventos como desastres naturales o la aparición del Covid, el consumo de contenido negativo fue crucial para comprender cómo adaptarse a entornos nuevos y estresantes. Dicha información a menudo era muy útil y brindaba la orientación necesaria para tomar decisiones informadas. Sin embargo, al igual que la ingesta excesiva de calorías puede dañar la salud física, el consumo excesivo de contenido negativo puede afectar a la salud mental, señaló Kelly.
Los investigadores de la University College de Londres han desarrollado una extensión del navegador Chrome llamada Digital Diet, aún en fase beta, que funciona de manera similar a un semáforo nutricional. Al hacer cualquier búsqueda en Google, la extensión ofrece etiquetas de contenido en tiempo real para los resultados de la búsqueda.
Estas etiquetas evalúan las páginas web en función de su capacidad de acción —cómo de útil es el contenido—, de su conocimiento —cuánto ayuda a los usuarios a comprender un tema— y de su tono emocional.
“Estamos acostumbrados a ver etiquetas con el contenido de los alimentos que compramos, que ofrecen información nutricional, como el azúcar, las calorías, las proteínas y las vitaminas, para ayudarnos a tomar decisiones informadas sobre lo que comemos.
Se podría aplicar un enfoque similar al contenido que consumimos en línea, para empoderar a las personas a tomar decisiones más saludables y conscientes en línea”, explicó Christopher A. Kelly. Los resultados de la investigación le dan la razón: los participantes a los que se permitió el uso de la extensión tenían más probabilidades de elegir los sitios etiquetados positivamente por esta y cuando posteriormente se les preguntó sobre su estado de ánimo, aquellos que habían visitado los sitios web positivos reconocían estar de mejor humor que los demás participantes.