Santa Inés Ahuatempan, Puebla. Como en muchos rincones de México, en Santa Inés Ahuatempan, un municipio al sur del estado de Puebla, la celebración del Día de Muertos se vive intensamente. La comunidad destaca por sus ofrendas monumentales y por la singularidad de sus tradiciones, que año con año unen a las familias para recordar y honrar a quienes han partido.
Desde el 27 de octubre hasta el 2 de noviembre, este municipio mixteco se llena de colores, aromas y sabores, reafirmando su identidad cultural a través de una tradición que exige un esfuerzo colectivo.
En Ahuatempan, las familias preparan con antelación las llamadas «Ofrendas Nuevas», dedicadas a aquellos que han fallecido en el último año o al menos seis meses atrás. Este tipo de altar, caracterizado por su tamaño y complejidad, requiere la colaboración de toda la familia. Las ofrendas suelen ocupar una habitación completa y se elevan en una estructura de siete o nueve escalones, según la edad del difunto, y están adornadas con arcos elaborados artesanalmente con cucharilla, isotules y palma, materiales extraídos de la región.
El altar comienza en la parte más alta con una imagen religiosa, seguida por el retrato del difunto y elementos que lo representan, como nueve velas, nueve panes, nueve flores, y otros objetos que simbolizan el novenario. Además, se incluyen los platillos favoritos del fallecido: mole, tamales, chapulines, dulces, bebidas tradicionales y más, todo preparado por manos de la comunidad. Incluso se hornea un pan especial con el nombre del difunto, adornado con detalles únicos.
Una de las tradiciones más significativas de la región es la entrega de una cruz antes del mediodía en la casa donde se coloca la ofrenda, realizada por los padrinos del difunto. El 28 de octubre es para los fallecidos por accidente, el 31 de octubre para los niños y el 1 de noviembre para los adultos. Después de esta entrega, comienzan las visitas a las ofrendas, donde cada familia ofrece comida y bebida a quienes se acercan a rendir homenaje, entre platillos típicos como barbacoa, huaxmole y pan de muerto.
El evento culmina cuando las familias acompañan las cruces al panteón, decorando las tumbas con flores de cempasúchil y velas, dando paso a una velada en la que vivos y muertos se encuentran, según las creencias locales.
Este año, la celebración incluyó un concurso de ofrendas, organizado por el Ayuntamiento presidido por Edith Villa Trujillo, para reconocer el esfuerzo de las familias y fomentar la preservación de esta tradición. La regidora de cultura, Erandi Morán, agradeció la confianza de los más de 30 hogares que participaron, y expresó el compromiso del ayuntamiento de dar a conocer esta tradición a nivel nacional e internacional.
Las familias de Ahuatempan aplaudieron esta iniciativa, que reafirma la riqueza cultural del municipio y subrayaron la importancia de documentar y difundir estas costumbres para que las generaciones futuras puedan continuar con el legado ancestral de la región.