Por Cirilo Montaño Gutiérrez
El maíz es el grano de mayor consumo entre los mexicanos y forma parte de la riqueza biocultural de México, al contar con más de 60 tipos de maíces nativos, por ser el centro de origen de este cereal.
A raíz de que Andrés Manuel López Obrador emitiera un segundo decreto, el 13 de febrero de 2023, para flexibilizar las medidas que impedían la importación de maíz transgénico de acuerdo a otro decreto de diciembre de 2020, ha generado una polémica nacional entre diferentes organismos e investigadores en el sentido de defender la postura presidencial o de cuestionarla; polémica que ha trascendido en el vecino país del norte, por considerar que México al prohibir la importación del grano de ese país, afectan los intereses de los productores norteamericanos y defienden su posición en el marco del Tratado de Libre Comercio (T-MEC). Esta controversia se encuentra en curso y se espera que en marzo de 2024 haya una resolución.
A la par que se discute este problema, en México se ha presentado una sequía severa que abarca el 70% del territorio nacional, que impide que existan las condiciones para la siembra de temporal y la falta de agua en las presas, limitan la superficie de riego. Aunado a lo anterior, la falta de una política pública de apoyo al campo que permita transitar a una verdadera autosuficiencia del grano, pone al país en la puerta de una escases de maíz y otros cultivos para 2024. La escases de alimentos no es un fenómeno nuevo ni exclusivo de nuestro país, pero actualmente se ha agudizado. El Financiero, del 20 de octubre de 2023, reporta que “la hambruna es una tragedia global que afecta a millones de personas. A menudo está relacionada con la escases de alimentos, conflictos, desastres naturales y desigualdad económica. Lo trágico radica en que, a pesar de los avances tecnológicos y la capacidad de producción de alimentos, muchas personas mueren de hambre o enfrentan condiciones de vida extremadamente precarias”. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoce que “la producción actual de alimentos permitiría alimentar sobradamente a toda la humanidad, sin embargo, el desarrollo del capitalismo, más que abatir, ha multiplicado la prevalencia del hambre en el mundo porque su razón única es la obtención de la máxima ganancia posible” (Centro Méxicano de Estudios Económicos y Sociales (CEMEES), noviembre de 2023).
En este contexto se vive el problema del maíz en México. Con la entrada en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC) en 1994 y su actualización como T-MEC el 1º de julio de 2020, entre México, Estados Unidos y Canadá, los únicos beneficiados han sido los grandes productores norteamericanos, que les ha permitido exportar sus excedentes de maíz y otros granos, así como los industriales mexicanos que les ha permitido obtener el cereal a bajo costo. Con ello se reactivan las trasnacionales proveedoras de semillas y toda clase de insumos, mientras que los productores nacionales no pueden competir exitosamente por la carestía de insumos, el bajo precio y la falta de apoyo gubernamental, a lo que se viene agregar ahora la crisis climática con sequías históricas.
Según la Cámara Nacional de Maíz Industrializado (CAMAMI), “la producción se reducirá este año en un millón de toneladas” y por tanto México “podría aumentar en un 28% las importaciones de maíz amarillo en 2024, por problemas de comercialización, bajos precios y la menor producción de este cereal a causa de la sequía” (aresteguinoticias.com, en una nota publicada el 08 de diciembre de 2023).
El consumo interno nacional es de alrededor de 50 millones de toneladas de maíz blanco y amarillo y la producción en 2023 apenas alcanzó 22 millones de toneladas, por tanto, hay un déficit de alrededor de 28 millones de toneladas, que tendrán que ser importadas.
El estado de Sinaloa es el caso más ilustrativo, por ser el principal estado productor de maíz con 6 millones de toneladas, ahora “se encuentra en problemas serios, hay escases de agua, las presas están vacías y el conflicto entre gobierno y productores ha hecho que la situación esté cada día más tensa” (La Razón, 07/12/2023), porque las presas están al 32% de su capacidad, según la Comisión Nacional del Agua (CNA). Lineadirectaportl.com, del 12 de diciembre de 2023, reportó que “el próximo ciclo agrícola otoño-invierno 2023-2024 será complicado en Sinaloa; lo anterior obedece a la falta de agua en las presas, la desaparición de la Financiera Nacional de Desarrollo, los futuros precios de comercialización de las cosechas de granos y hortalizas (determinados por la Bolsa de Chicago), además de lo caro que están las semillas e insumos entre otros”, de acuerdo a declaraciones de Marte Vega Román, Presidente de la Confederación de Asociación Agricultores del Estado de Sinaloa.
Lo anterior demuestra que el gobierno mexicano que encabeza Andrés Manuel López Obrador no tiene claridad sobre los problemas principales del país y por tanto carece de medidas efectivas, y las que emprende, lejos de encaminarlas a una verdadera solución, los empeora, ya que por una parte intenta prohibir la importación de maíz y, por otra, no hay medidas eficientes para tender a la autosuficiencia, al negar el apoyo a los productores, que aunado al fenómeno de la sequía, se pronostica una crisis del principal grano de consumo nacional, que como siempre, serán las capas de la población más pobres quienes sufrirán las consecuencias.