No es ciencia ficción, militares, científicos, lingüistas, filósofos, expertos de todo el mundo barajan como escenario posible que entremos en contacto con algún tipo de vida extraterrestre o con alguna señal de su existencia. Y han creado protocolos de actuación. ¿Qué pasaría si descubriéramos que no estamos solos?
La idea de un contacto con extraterrestres fascina a la humanidad. ¿Pero qué pasaría si ocurriese? ¿Hay previstos protocolos de actuación? ¿Enviaríamos aviones cazas o a un comité de bienvenida? Aunque estas cuestiones parecen de ciencia ficción, están sobre la mesa de gobiernos, agencias espaciales y centros de investigación, que las examinan seriamente. Estados Unidos (EU), ha creado el primer ejército del mundo de guardianes espaciales.
En definitiva, si nos tropezamos con vida extraterrestre, a propósito del Día Mundial del OVNI, ¿cuál es el plan, si es que hay alguno?
Pues sí, lo hay, de acuerdo al diario ABC de España, lo desarrolló la Academia Internacional de Astronáutica en 1989 para la eventualidad de que se detectase un mensaje de las estrellas y el SETI, un proyecto civil y multinacional de búsqueda de inteligencia extraterrestre, lo revisó en 2010. Sus premisas son informar a la opinión pública y darle el mando al secretario general de la ONU para que ningún país monopolice las relaciones con una raza alienígena para aprovecharse de su tecnología.
¿Y si son hostiles? Entonces habría que encomendarse al acuerdo verbal al que llegaron Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov en la Cumbre de Ginebra de 1985 y del que solo fueron testigos sus intérpretes. ¿Qué haréis si Estados Unidos es atacado por alguien del espacio? ¿Nos ayudaréis?, le preguntó el norteamericano a su homólogo soviético. Sin duda, le respondió. Vale, nosotros también, zanjó Reagan.
A continuación, tres escenarios diferentes y cómo reaccionaría el mundo.
ESCENARIO 1. LA GUERRA DE LOS MUNDOS
Hipótesis: Seguimiento de un objeto espacial no identificado. Interviene la Base de la Fuerza Espacial Schriever en Colorado, EU. El país creó el primer ejército del mundo dedicado a la guerra en el espacio en 2019, aunque ha estado plenamente operativo hasta el verano de 2023. Es la Fuerza Espacial (Space Force), con cuartel general en la Base Schriever, Colorado, en las Montañas Rocosas.
La dirige el General Jay Raymond y no se ha escatimado para dotarla de medios. Su presupuesto anual ronda los 17 mil millones de dólares, está equipada con 77 satélites y vehículos orbitales. Cuenta con 20 mil guardianes del espacio, como se denomina a sus efectivos, tras una intensa campaña de reclutamiento y de haber transferido unidades de las Fuerza Aérea; entre ellas, el 527 Escuadrón de Agresión Espacial, dedicado a la guerra electrónica.
La jurisdicción de la Fuerza Espacial va más allá de la franja de 30 kilómetros de altitud utilizada por los aviones y se extiende hasta el espacio ultraterreno hasta 160 kilómetros. Por eso, si la nave en cuestión ha llegado de otra galaxia, serían los primeros en detectarla. Si no es así, lo más lógico es que se trate de un aparato de origen terrestre. Y el sospechoso habitual es China.
Una de las misiones de la Fuerza Espacial es proporcionar letalidad conjunta al resto de los cuerpos armados, lo que no augura nada bueno para los presuntos aliens, que pueden acabar desintegrados por un misil o achicharrados por un láser de alta energía disparado desde el buque anfibio USS Portland. En el caso de capturar a sus ocupantes, no está claro cuál sería su estatus si refugiados o prisioneros de guerra, pero hay filósofos como Peter Singer que consideran que, sin son capaces de experimentar dolor, habría que concederles los mismos derechos que a los humanos.
ESCENARIO 2. EL MENSAJE DE LAS ESTRELLAS
Hipótesis: Recepción de una señal de radio de origen inteligente. Interviene el Centro de Respuesta de la Universidad de Saint Andrews, Escocia.
El sistema de radiotelescopios del Observatorio Jodrell Bank de Mánchester (Reino Unido), recibe una señal débil pero persistente procedente de una galaxia lejana, quizá de otra civilización. ¿Qué hacer? Es lo que se plantean los científicos que participan en el hub de posdetección que lidera el Lingüista computacional John Elliott en la Universidad escocesa de Saint Andrews, encargado de traducirlo y eventualmente, responder.
Para facilitar esa posible conversación, se están inventando un idioma nuevo. Para componerlo, investigan los patrones subyacentes en cientos de lenguajes humanos, los jeroglíficos egipcios y también los sonidos con los que se comunican los delfines y otros animales. Y el tema de conversación para romper el hielo que proponen son ecuaciones matemáticas y leyes físicas.
Desde los años noventa, los astrónomos han descubierto 5 mil 300 exoplanetas, mundos más allá del sistema solar, algunos de los cuales están en la zona habitable de su estrella. Los 59 últimos desde el Observatorio de Calar Alto, Almería, España, en un proyecto internacional coordinado por el Investigador español Ignasi Ribas. Dos de ellos orbitan la estrella GJ 1002, a unos 16 años luz. Lo que significa que si alguna vez recibimos un saludo de aquella región estelar, conseguimos descifrarlo y decidimos responder, nuestro mensaje tardaría 16 años en llegar. Otros exoplanetas están a cientos o miles de años luz. Debemos concientizarnos que serán conversaciones que durarán varias generaciones.
ESCENARIO 3. NAVE INTERESTELAR A LA DERIVA
Hipótesis: Detección de un objeto procedente de fuera del sistema solar. Interviene el Observatorio de la Universidad de Harvard, EU.
La misión del Proyecto Galileo, de la Universidad de Harvard, es buscar reliquias tecnológicas de civilizaciones extraterrestres. Es decir, cualquier tipo de objeto de fuera del sistema solar que se aproxime a la Tierra o que impacte en nuestro planeta, y que no sea un cometa o un meteorito.
Podría tratarse de una sonda espacial pilotada por robots o por una inteligencia artificial alienígena. O podría ser una nave a la deriva, explicó el Astrofísico Avi Loeb, que dirige el proyecto. Incluso si perteneció a una civilización ya extinguida, el hallazgo sería sensacional.
También la humanidad ha enviado vehículos al espacio, como las sondas Voyager, que seguirán vagando por el cosmos durante miles o millones de años. Aunque sus aparatos hayan dejado de funcionar, seguirán siendo un reflejo de nuestro estilo de vida y contendrán información preciosa para cualquier astrónomo de otro planeta que las encuentre.