AMLO, Sheinbaum y sus mentiras

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Por Cirilo Montaño

Corre como río caudaloso una campaña mediática que cubre la gira de trabajo que realizan por el país el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador y su virtual sucesora Claudia Sheinbaum Pardo. De acuerdo a sus declaraciones, la gira forma parte de los trabajos propios de la transición para garantizar la continuidad en los proyectos clave del gobierno y se distingue por su carácter “histórico” e “inédito”. Conociendo la habilidad del señor presidente para ocultar la realidad con un manto de palabras y frases impactantes pero falsas, es necesario que recordemos algunos hechos para descubrir la verdad.

En su visita al estado de Coahuila, presentaron un Plan de Justicia para “Pasta de Conchos” que promete el rescate en las minas de Pasta de Conchos y el Pinabete, lugares que, según AMLO, “han sido emblemáticos en la lucha por la seguridad y derechos de los mineros” y en los que tiene el compromiso de mejorar las condiciones laborales y la seguridad de la industria minera. Considerando que no es la primera ni única vez que promete justicia para los mineros, recordemos brevemente qué ocurrió en esas minas y valoremos lo que en realidad han hecho los gobernantes, incluido López Obrador.

Aún está presente en la memoria colectiva aquellejano 19 de febrero del año 2006, cuando 56 mineros quedaron sepultados en la mina de carbón de Pasta de Conchos, ubicada en San Juan de las Sabinas, Coahuila, a causa, dijeron, de una explosión. Es de justicia para los muertos y sus familias señalar a los responsables de la tragedia: en primer lugar, el Grupo México, de Germán Larrea, propietario de la mina que, evadiendo sus obligaciones, nunca han tenido en óptimas condiciones las instalaciones ni han garantizado las mínimas condiciones de seguridad para los mineros. En segundo lugar, el sindicato minero que nunca se ha preocupado por defender y exigir seguridad para los trabajadores y, finalmente, la Secretaría del Trabajo, que está obligada a supervisar las condiciones laborales y salvaguardar el bienestar de los trabajadores. Está documentado que, quince días antes de la tragedia, la Secretaría del Trabajo firmó un acta en coordinación con el sindicato minero donde certificanque la mina ocho se encontraba en perfecto estado y no presentaba anomalías.

Actualmente, la Comisión Federal de Electricidad se dedica a comprar el carbón y dar concesiones a empresas para que estas se dediquen a la extracción del carbón, sin embargo, el presidente de la república designó a esta misma dependencia para realizar el rescate de los 63 mineros de Pasta de Conchos.

Queda claro que las instituciones del estado están al servicio de los intereses de los grandes capitalistas y que han creado organismos de control, como los sindicatos charros, para tener sometidos a los obreros. En aquel entonces, gobernaba Vicente Fox y el liberalismo, “protector de la oligarquía” y no hubo justicia.

El 3 de agosto de 2022 en El Pinabete, del municipio de Sabinas, Coahuila, una mina de manejo prácticamente artesanal (OJO: condiciones reguladas y permitidas por las autoridades laborales con la complacencia del sindicato) colapsó durante los trabajos que realizaban a unos 60 metros de profundidad 10 mineros; perforaron un muro sin saber que esa pared conectaba a otra mina abandonada e inundada, en cuestión de segundos se llenaron las cámaras y los 10 se ahogaron. Otros 5 mineros se pudieron poner a salvo y sobrevivieron pero quedaron en el olvido, desprotegidos por las autoridades y los dejaron sin indemnización por daños a su salud por invalidez.

Ya se pasaron los seis años del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y la 4T con su divisa de “primero los pobres” y tampoco se ha hecho justicia, ni han cambiado las terribles condiciones laborales en Pasta de Conchos, ni en El Pinabete.

La pregunta obligada salta a la vista: ¿cuál es la diferencia entre los gobernantes del pasado liberalismo y los actuales gobernantes “revolucionarios” de la Cuarta Transformación? Ninguna. La gira de trabajo reciente y su plan de rescate para las minas de carbón son más de lo mismo: demagogia, propaganda para acrecentar su popularidad y apuntalar a su delfín recién electo presidenta de la república, pero, desgraciadamente, nada más. Eso lo debe ver la clase obrera del país y el pueblo pobre en general, debe aprender a distinguir a sus enemigos de clase declarados y disfrazados para poder combatirlos y deshacerse de ellos.

Mientras, los mineros de la región carbonífera seguirán abandonados a su suerte, cargando con las mentiras del presidente de México, laborando afanosamente sin ninguna medida de protección o de seguridad, para llevar un mendrugo a las mesas de sus hogares mientras “los Larreas” y demás empresarios voraces e irresponsables continuarán enriqueciéndose a costa de la sangre obrera al amparo de la impunidad.

Cuánta falta hace una verdadera conciencia de clase entre los trabajadores de México y una auténtica organización gremial para que defiendan sus derechos, y más aún, una fuerza partidaria a nivel nacional que transforme de raíz el sistema económico y político actual y construya otro diferente donde la vida del trabajador no esté supeditada al interés económico de unos cuantos; una sociedad donde los trabajadores vivan plenamente, disfrutando del producto de su trabajo, libres de explotadores y demagogos.

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