En 2024, el gasto militar absoluto de China aumentará un 7,2% con respecto a 2023, hasta alcanzar el equivalente a 215 mil 500 millones de euros. Y si la economía alcanzara un crecimiento del 5% en el año en curso, el presupuesto para defensa representaría el 1,2% del PIB. Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), esta cifra sitúa a China en el segundo puesto mundial en gasto de defensa, después de Estados Unidos.
Una de las razones del aumento son las tensiones militares, según los expertos, debido a que William Lai Ching-te, crítico de China, asumirá la presidencia de Taipéi en mayo.
Con los portaaviones de propulsión nuclear, “una armada moderna ya no necesita cadenas de islas como bases de aprovisionamiento para repostar a fin de controlar el vasto Pacífico”, dice Charles Martin-Shields, del Instituto Alemán de Desarrollo.
Los portaaviones chinos siguen navegando en sus propias aguas. Pero el almirante Yuan ya insinúa que la armada china podría dirigirse pronto hacia objetivos lejanos. Y China podría probar su capacidad militar en la crisis en Oriente Medio.