Antonio Gramsci decía que la indiferencia es apatía, parasitismo, cobardía y el peso muerto de la historia. El filósofo italiano no estaba equivocado al afirmar que ser indiferente es sinónimo de cobardía, digno de odiar. Porque esta vida se trata de tomar partido, de educarse y defender una idea, defender lo justo.
Bien, en ese sentido, me gustaría hablar sobre el conflicto Palestina-Israel, que, aunque data de finales de la Segunda Guerra Mundial, en el último mes ha tomado revuelo en redes sociales y lamentablemente, hay quienes defienden la mentira y es mi tarea, como periodista, decir cuál es la verdad.
En 1897, el ocupante israelí llegó a Palestina conducido por la Organización Sionista Mundial (OSM) y en 1948, con el respaldo del Occidente, nació el Estado de Israel (de esencia expansionista y racista). Entre junio de 1946 y mayo de 1948, orquestó una de las “limpiezas” étnicas más cruel antes vista, expulsando a más de 750 mil oriundos de Palestina y aniquilando a más de 13 mil. La Nakba fue el medio que utilizó el estado para apropiarse del territorio palestino, práctica que sigue en pie.
De hecho, hasta marzo del 2023, la oficina central palestina de estadísticas reveló que el ocupante israelí controlaba ya más del 85% de los territorios palestinos y al día de hoy continúa ataques de expansión contra los asentamientos de refugiados y demoliendo hogares, edificios y hasta hospitales y escuelas.
De acuerdo con el informe, los israelitas trabajan arduamente para duplicar el número de colonos para cambiar la situación demográfica a su favor. El número de colonos a finales de 2022 alcanzó los 7.1 millones, mientras que el número de palestinos en Cisjordania y la asediada Franja de Ganza apenas alcanzó los 5.4 millones.
Además, a finales de 2021, la cantidad de sitios y bases militares israelíes en Cisjordania llegó a 483, al mismo tiempo que las fuerzas israelíes y sus grupos de reacción llevaron a cabo 8 mil 724 ataques. De estos, 6 mil 847 fueron contra palestinos, mil 515 contra lugares santos islámicos y cristianos y 362 contra tierras y recursos naturales, estos últimos tenían la finalidad de erradicar toda posibilidad de prosperidad agrícola en la región. Tal y como en la segunda guerra mundial.
Actualmente, tras el intento de desocupación de Hamás, Israel emprendió una serie de ataques mortales contra el pueblo palestino. Ataques que la misma ONU ha calificado como inaceptables, exagerados e imperdonables. Los últimos datos registraban más de 3 mil muertos en Palestina, 500 fallecieron tras el ataque a un hospital. Así está el temple de los israelitas, no les importa si mueren niños, mujeres, ancianos, enfermos. Su meta es erradicar al pueblo palestino y lo están logrando gracias al respaldo de Estados Unidos.
Israel ha justificado su invasión a Palestina construyendo mitos que falsifican el trasfondo del conflicto. Uno de los más “famosos” es la cuestión religiosa, sin embargo, la realidad es que es un conflicto de tipo geopolítico. Es decir, la ubicación de Palestina es estratégica para Estados Unidos pues geográficamente (si es convertida finalmente en una base militar pseudo israelita), representa un peligro para la soberanía de los grandes enemigos de Estados Unidos; China y Rusia. Por ello es que Estados Unidos se ha encargado de armar hasta los dientes a Israel, para lograr erradicar al pueblo palestino y hacer de sus tierras una gran base militar que le sirva para amedrentar a las nuevas grandes potencias.
Y en ese sentido, es nuestro deber social informarnos a fondo de los conflictos mundiales. Es nuestro deber conocer nuestra sociedad, estudiar a fondo sus problemas para poder ofrecer soluciones efectivas. No podemos ser indiferentes ante los problemas que aquejan a nuestros hermanos de clase, debemos tomar partido y pronunciarnos rotundamente en contra del Estado genocida de Israel. El pueblo palestino requiere de nuestro respaldo, que se escuche en todo el mundo que no permitiremos que sigan erradicando al pueblo palestino. ¡Alto al genocidio!