El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se negó a firmar una orden para llevar a cabo una operación terrestre en la Franja de Gaza propuesto por los militares.
“La cúpula militar ya ha ultimado un plan de invasión, pero Netanyahu ha enfadado a los altos mandos al negarse a firmarlo, en parte porque quiere la aprobación unánime de los miembros del Gabinete de guerra que formó tras el ataque del 7 de octubre”.
Asimismo, crece el desacuerdo entre el primer ministro y algunos miembros de su Gabinete sobre la línea estratégica que debe seguirse para resolver el conflicto. Algunos ministros están considerando un plan “menos ambicioso”, que implica varias incursiones más limitadas en lugar de una operación terrestre a gran escala.
Netanyuahu prometió dos cosas: hacer todo lo posible para que los cautivos vuelvan a casa y eliminar a Hamás. En este sentido, dos oficiales militares de alto rango declararon a NYT que se trata de un objetivo difícil de alcanzar, ya que, primero se requiere negociar y llegar a un acuerdo con los dirigentes de Hamás, mientras que el segundo requiere su aniquilación.
En paralelo, el recelo mutuo entre los militares y el primer ministro se ha vuelto tan profundo que los funcionarios han prohibido a los militares llevar equipos de grabación en las reuniones del Gabinete. Al parecer, se trata de la forma en que las autoridades políticas intentan impedir una investigación que podría comenzar tras el fin de las hostilidades.
Anteriormente, Netanyahu declaró que el calendario de la operación terrestre de las Fuerzas de Defensa de Israel en la Franja de Gaza ya había sido definido. “Nos estamos preparando para una incursión terrestre. No voy a entrar en detalles cuándo, cómo y cuánto”, expresó.
Sin embargo, varios líderes mundiales han advertido al primer ministro israelí contra tal medida, afirmando que una incursión en el enclave sería un gran “error”.
La confianza pública en el liderazgo de Netanyahu ya está disminuyendo, por lo que el jefe del Gobierno teme que se lo culpe si la operación fracasa. La confianza de la población de Israel en su Gobierno ha caído a su nivel más bajo en 20 años, muestra una encuesta reciente. En particular, solo el 20.5 % de los judíos israelíes y el 7.5 % de los árabes que viven en la nación confían en la gestión del Ejecutivo liderado por Benjamín Netanyahu.
Con información de RT