Los ataques del gobierno federal repercuten, sin lugar a dudas, en la seguridad de quienes ejercen la labor de comunicadores, de acuerdo con el artículo 9: Los medios de comunicación tienen derecho a publicar o difundir su información sin sufrir ningún tipo de censura, persecución o represión por parte del Estado Mexicano, sin embargo, Andrés Manuel López Obrador echa por tierra este decreto.
La impunidad prevalece en más del 90% de los homicidios de periodistas, contabilizados en el sexenio de AMLO ha habido al menos 48 periodistas asesinados, y múltiples amenazas, no obstante, el presidente llama a los comunicadores malos de Malolandia cuando es él quien se ha fijado la fórmula de oídos sordos a diversos casos, por ejemplo, el de los cinco jóvenes asesinados en Lagos de Moreno, Jalisco, del que ha evitado fijar alguna postura.
Causó revuelo y furor su respuesta a modo de «chistecito» en el que era evidente como evitó las preguntas de los reporteros, a quienes al día siguiente acusó de una burda manipulación de corruptos y sus voceros. Si esto no es un ataque directo y una vulneración a los periodistas veamos lo que desató por la tarde, cuando, precisamente en Lagos de Moreno un reportero de Radio Fórmula fue acosado por los llamados «halcones», en el lugar donde fueron registrados los asesinatos de los jóvenes, lugar custodiado por la seguridad. Una cosa va ligada a la otra.
Presidente, hágase fama y échese a dormir, de acuerdo con cifras del INEGI, se registraron 156 mil 136 homicidios dolosos en lo que va del sexenio, la mayoría en la impunidad. Puede que no se haya burlado del caso, pero su estrategia de acusar a los delincuentes no ha salvado vidas ni ha dado seguridad a la población, solo han sido oídos sordos al dolor de los mexicanos.