*Amplia trayectoria del empresario en la fiesta brava
La Asociación de matadores de Toros, los grupos Los de Siempre y Tradiciones y Cultura, las peñas Taurina de Puebla, Puebla es Taurina y La Cuadrilla, Tauromaquia Mexicana y la afición poblana rindieron un merecido homenaje a don Héctor Budar por su amplia trayectoria en la fiesta de los toros.
Budar, de 92 años, es un gran aficionado, torero, empresario, historiador y escritor y fundador hace 44 años del famoso ciclo de conferencias Los Toros Hablados
El homenaje se llevó a cabo a principios de julio en La Casa Rosa en Angelópolis atrás del Hospital Puebla. El evento fue conducido por la Periodista Mari Loli Pellón y la semblanza estuvo a cargo de Francisco Terán, conocido como Paco Terán, donde expresó lo siguiente:
-Héctor Budar nació en Oaxaca, el Día de la Candelaria en 1931 y a los 7 años de edad, llegó con su familia a Puebla Capital. Curso solamente el primer año de primaria, pues su abuelo don Abundio Budar lo llevó a una corrida de toros, se deslumbró, quedó enganchado, le nació la idea de ser torero y abandonó la escuela.
-En esos años existía la Peña Taurina Poblana que sesionaba en un edificio de los portales. Héctor quedó impactado en una reunión con Juan Silveti, el famoso torero apodado el Tigre de Guanajuato, de impactante personalidad, vestido de charro, pistola al cinto y un habano en la boca.
-En la calle donde vivía, la 6 oriente, conoció a Hilario Merino y Rojas, empleado de la imprenta La Tarjeta, que también quería ser torero. Fueron cómplices de correrías en esa etapa inicial.
-En esa época se publicaba la exitosa historieta Chavalillo del famoso pintor Pancho Flores. Dada su corta edad le apodaron Chavalillo.
-Entrenaba en la plaza de El Toreo de Puebla, junto a novilleros como Armando Zéleny y Gonzalo Ortuño. Les acompañaban las entonces figuras novilleriles Felipe González El Talismán Poblano y Carlos Moreno quien después sería conocido como Antonio Campos El Imposible.
-A los 11 años, abandonó la casa paterna, empezaron sus andanzas taurinas en los pueblos, principalmente en el estado de Morelos. Debutó vestido de luces en Tepeaca y a partir de ahí, recorrió diversas plazas. El Toreo de Puebla lo vio actuar dos tardes, también en Querétaro, en Tlanepantla en el Estado de México; en Nogales, Sonora y en Monterrey, Nuevo León.
-Al vivir en Monterrey, afloró la vena libanesa de comerciante. En la cercana Nuevo Laredo compraba artículos norteamericanos para luego revenderlos en la ciudad regia, donde ganaba buen dinero.
-Llegó después al entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, Hizo amistad con el escritor y periodista Renato Leduc. Toreó en el sureste del País y viajó para torear en Guatemala y en Manizales, Colombia.
-No pudo torear en España. Viajó a Francia y consiguió fechas en plazas de Nimes, Arles, Dax y Saintes Maries de la Mer. Viajó a Cuba y en un rodeo procedente de Miami, EU, Chavalillo le ofrece al empresario un número atractivo: Disfrazado de Charlot y en lugar del clásico bastón con un paraguas, distraía al toro del jinete caído a cuerpo limpio y después lo extendía para torear.
-Debido al éxito, el personaje fue contratado y lo bautizaron como Don Camilito a quien los medios de la época le dedicaron notas y entrevistas. No quiso actuar en EU y volvió a Puebla.
-Continuó su carrera novilleril apoderado por el Matador Víctor Pastor. En una visita a su amiga libanesa, la inolvidable Ivonne Recek Saade, escritora, actriz, soprano, impulsora de la música y de la radio, casada con el jugador de béisbol cubano Adolfo Luque, conoció a una sobrina de Luque.
-Era una cubana de ascendencia española y primorosa voz llamada Celia Jiménez, de quien Chavalillo fue novio y después se casaron.
-Ante los escasos festejos taurinos, radicó con su esposa en la CdMx donde abrieron un restaurante de comida cubana atrás de Televisa, a donde llegaban a comer artistas cubanos Celia Cruz y Olga Guillot.
-Padre de tres hijos, nacen allí Xóchitl, Juan Felipe y Alejandrina. Don Héctor inicia un negocio de importaciones, lo traslada a Puebla, donde el Matador Ignacio Gómez Gallito, lo invita a fundar una nueva peña taurina pensada y nace la Asociación Taurina de Puebla, donde hay grandes invitados y organiza viajes a España.
-En su faceta de promotor cultural organiza anualmente desde 1979, el ciclo de conferencias Los Toros Hablados, debido a que Puebla no tenía plaza de toros, pues habían demolido El Toreo, la ciudad tuvo por lo menos Toros Hablados. Han participaron como conferencistas durante 44 años, grandes figuras del toreo, cronistas, ganaderos, jueces de plaza y aficionados.
-Participó don Héctor en programas de radio y escribió en varios diarios. En la época del Alcalde Jorge Murad Macluf, suntuoso Salón de Cabildo del Palacio Municipal hubo homenajes a leyendas del toreo como Silverio Pérez, Luis Castro El Soldado, Paco Gorráez; conferencias a cargo de los grandes cronistas Pepe Alameda, Cutberto Pérez Tapabocas, Aurelio Pérez Villamelón y Rafael Morales Clarinero y actividades taurinas como toreo de salón, exhibición de películas y exposiciones taurinas.
-Luego de la desaparición de la Asociación Taurina de Puebla, no se ha perdido la tradición de Los Toros Hablados pues fue rescatada por un nuevo grupo: Tradiciones y Cultura.
-Don Héctor Budar abandonó el traje de luces, más no así su gusto por torear. Siguió actuando en festivales y en plazas como El Toreo de Puebla, La Plaza del Charro, La Florecita, El Relicario, Orizaba o Las Brisas de Valsequillo.
-Budar es un hombre culto y triunfador, tiene una vasta biblioteca particular que abarca las más variadas y valiosas materias.
-En 2005 escribió un libro en forma de novela autobiográfica Hambre, Seda y Sol y otro más en 2016, titulado Final Sin Gloria, 200 Años de Historia.
En fin, como escribió José Recek Saade, (Izúcar de Matamoros, Puebla, 1923-1970), en su romance Estampa de los Torerillos:
Que sueñe el alma, que sueñe,
porque no hay vida sin sueños.
Allá van tras de la gloria.
tres barbianes pintureros.
Allá van por el camino
los tres mocitos morenos,
toreando a la media luna
con avíos del sentimiento.
Y allá van por el camino
los tres mocitos trigueños,
cantando por sevillanas
que canta también el viento…