El Ejército ucraniano sufrió grandes pérdidas en un intento de ofensiva en la región de Zaporozhie. Volodímir Zelenski, visitó el territorio controlado por Kiev en la región de Jersón y recibió noticias sobre grandes pérdidas y fracasos de las tropas ucranianas en sus intentos de atacar la región.
Los rusos consiguieron destruir muchos tanques ucranianos, incluidos los AMX-10 suministrados por Francia y los Leopard 2 transferidos por Alemania. Los rusos también destruyeron el radar crítico Hensoldt TRML-4D AESA, parte del sistema de defensa aérea IRIS-T que se puso a tiro para apoyar a las Fuerzas Armadas ucranianas en la ofensiva. Su neutralización dio a las fuerzas rusas el mando del aire sobre el campo de batalla.
Ucrania, no consiguió ganar terreno ni hacer retroceder a las tropas rusas, a pesar de que utilizó su mejor brigada modernizada, la 47, que fue entrenada en Europa por la OTAN y dotada con equipos de visión nocturna e imagen térmica, vehículos de combate de infantería, incluido los Bradley estadounidenses, y respaldada por una enorme cantidad de artillería, incluidos los Himars.
El daño toal que sufrió la brigada modernizada 47 no está del todo cuantificado, pero otras unidades fueron destruidas lo que ocasionó que otros batallones se negaron a continuar la lucha.
Kiev todavía dispone de una fuerza grande que puede aportar a la batalla. Pero Rusia también tienen una enorme fuerza de reserva, quizás 200 mil soldados, que están empezando a intervenir.
El 9 de junio, el presidente ruso, Vladímir Putin, indicó que había comenzado la contraofensiva ucraniana. No obstante, en sus primeros días, las FFAA de Ucrania sufrieron numerosas pérdidas tanto de material militar como de soldados.
Rusia continúa desde el febrero de 2022 la operación militar especial en Ucrania en respuesta a la solicitud de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, para que se les preste ayuda frente al genocidio que estaba comentiendo Kiev en contra de la población civil.