La idea común de las personas, es que quien tiene un mayor riesgo de cáncer en el ovario, son las mujeres en edad de plenitud o de avanzada edad.
Sin embargo, los datos científicos son contundentes pues pueden afectar a las millennials, aquella generación que engloba a las personas nacidas entre 1980 y 2003, pues el cáncer entre mujeres menores de 50 años ha aumentado en los últimos 20 años, además de que el 5 % de los diagnósticos de cáncer de ovario germinal aparece en adolescentes y mujeres jóvenes.
Cuando uno es joven nos sentimos indestructibles porque el cuerpo se recupera rápido del desgaste físico, las enfermedades virales, el cansancio, las raspaduras y rasguños, entre otros aspectos.
Pocas veces se tienen en cuenta las enfermedades crónicas o las que se van desarrollando por diversos factores, a menos de que se haya nacido con alguna o que esta fuera diagnosticada en la infancia.
Por ello, muchas veces los millennials suelen confiar en su estado de salud, postergan y no consideran necesarias las revisiones médicas de rutina, las cuales se sabe, pueden salvar vidas.
Cuando se habla de cáncer, la gente principalmente lo asocia a antecedentes familiares, dado que es uno de los principales factores de riesgo, o bien, a la edad avanzada y los cambios hormonales que va teniendo el cuerpo; sin embargo, pocas veces se tiene en cuenta que existen muchos más factores que pueden hacer que el organismo desarrolle la enfermedad, y que ésta puede ser silenciosa en sus primeras etapas.
Si bien, ser adulto es uno de los principales riesgos, el sobrepeso, los antecedentes familiares de cáncer de ovario, de seno o cáncer colorrectal, la endometriosis, temprana edad de menstruación y no haber tenido un embarazo antes de los 35 años son otros factores de riesgo a considerarse.
Actualmente se sabe que la incidencia de cáncer entre mujeres menores de 50 años ha aumentado en los últimos 20 años y que los ginecológicos y hematológicos son las principales causas de muerte por cáncer en mujeres jóvenes.
En la mayoría de los casos, el cáncer de ovario suele ser detectado de forma incidental al realizar un examen ginecológico o ecográfico de rutina y al contar con síntomas inespecíficos es asociado principalmente en un inicio con otras enfermedades gastrointestinales o genitourinarias como síndrome de colon irritable o infecciones urinarias. Lo anterior se debe a que el 75 % del cáncer de epitelial de ovario es diagnosticado en etapas avanzadas.
Existen dos tipos principales de cáncer de ovario como el epitelial (CEO), que representa entre el 85 y 90 % de los casos y el germinal (CGO), que representa menos del 2 % de todos los cánceres de ovario y con una propensión a aparecer en mujeres entre los 20 y 30 años
Si bien, algunos de los síntomas del cáncer de ovario pueden ser bastante generales, lo más importante siempre será el generar conciencia respecto a la importancia de los chequeos de rutina, como la visita al ginecólogo desde jóvenes, con el objetivo de que, si en algún momento se detecta alguna anomalía ésta pueda ser diagnosticada, atendida y tratada a tiempo.
La cultura de la prevención y el diagnóstico oportuno son cruciales a la hora de enfrentarnos a una enfermedad como lo es el cáncer y puede hacer una diferencia enorme desde el tratamiento, hasta en la vida y la muerte, destacó el Doctor Sigfrido Rangel, Director Médico de GSK México.
Es recomendable que ante cualquier sintomatología o factor de riesgo que se tenga, hay que acudir con el médico de cabecera para un diagnóstico preciso.