Por azares del destino, la histórica caída de Bakhmut (para los rusos es la ciudad de Artemovsk) se escenificó casi en sincronía el mismo día con la inoperancia del alicaído G-7 en Hiroshima; lugar donde EU lanzó en 1945, además de Nagasaki, sus letales bombas nucleares sobre dos poblaciones civiles, lo cual se le olvidó al nuevo gobierno bélico nipón de Kishida.
La teniente coronela retirada de la fuerza aérea de EU y anterior analista del Pentágono, Karen Kwiatkowski, asentó que la estrategia de liderazgo político de Kiev fracasó, mientras el éxito ruso es importante práctica y simbólicamente.
La coronela describe la aberrante conducta de Zelensky, quien actúa como si no entendiera la realidad de la situación. Concluyendo que Zelensky ya no es útil ni a Ucrania ni a Occidente.
El comediante jázaro Zelensky se convirtió ya en un cadáver viviente, a salto de mata en varias capitales europeas y asiáticas, sin poder regresar a su búnker en Kiev, tras haber fracasado en su intento de asesinato del presidente de Rusia, Vladímir Putin, quien seguramente le tiene una letal sorpresa reservada.
Para el connotado consultor de armas de la ONU, el estadunidense Scott Ritter, Bakhmut representa un nuevo Stalingrado, donde las fuerzas de la URSS derrotaron al ejército nazi en la Segunda Guerra Mundial, lo cual fue decisivo para la rendición del régimen de Hitler.
Según Global Times de China, el triunfo de Rusia en la ciudad de Bakhmut o Artemovsk le ayuda a ganar una ventaja significativa en política e impulsa ampliamente la moral de los soldados rusos.
Para Zhang Hong, de la Academia de Ciencias Sociales de China, la batalla de Bakhmut tiene un significado simbólico y práctico como comentó la coronela estadunidense.
Medios de comunicación cercanos a los militares de EU, expusieron que la caída de Bakhmut significa un fuerte golpe a Ucrania, mientras Zhang explaya que hoy Rusia mantiene una ventaja militar contra Ucrania, aunque Occidente continúa usando a Ucrania como su apoderado con un creciente abasto militar con el fin de debilitar a Rusia. Zhang agregó que la presencia de Zelensky en la cumbre del G-7 en Hiroshima indica que Occidente busca finiquitar la guerra mediante el uso de la guerra, lo que llevará a una mayor escalada y complicará la situación.
Zelensky se apersonó ante el G-7 en Hiroshima con el fin de conseguir sus nuevos juguetes aéreos F-16 para expulsar a Rusia, primero, de Crimea, y luego, del Donbás y Lugansk, como si Moscú no poseyera los aviones furtivos Sukhoi Su-57, considerados los mejores aviones militares del mundo, y con óptimos pilotos entrenados (lo cual no es el caso de los más primitivos pilotos ucranios), sin contar su dotación de miríficos misiles hipersónicos.
The New York Times –muy cercano a Obama/Biden/los Clinton y el megaespeculador globalista neoliberal George Soros– confesó que la cumbre del G-7 en Hiroshima condensó a un club de líderes malqueridos, cuando las relativamente débiles tasas de aprobación del presidente Biden y su grupo de siete socios destacan la fragilidad de las sociedades libres (sic) que confrontan profundas divisiones políticas.
Siempre lo asentamos: el G-7, con sus dos agregados de la Unión Europea, pecan no sólo de patente impopularidad, lo cual los hace ilegítimos, sino, peor aún, de palmaria ingobernabilidad. El G-7 en franca decadencia frente al deslumbrante BRICS condensa la caquistocracia (el gobierno de los peores) en la que derivó el nihilista globalismo neoliberal y su macabro financierismo alquímico.
Basta comparar la impopularidad e ilegitimidad del G-7, con sus dos agregados europeos, frente a la asombrosa popularidad del ruso Putin, del indio Narendra Modi con 80 por ciento más o menos de aceptación.
¿Será que los impopulares mandatarios del G-7 y sus dos agregados europeos buscan la confrontación contra Rusia y China con el fin de conseguir un falso apoyo patriótico?