Por Antonio Escamilla Meza
Quizás todos piensen, padres, niños y niñas, que diré una que otra frase común y corriente con motivo del día del niño y la niña, para cubrir simplemente el requisito. Decir, por ejemplo: “Los niños son el futuro del mundo”. “Este es el mejor día porque este es el día de los niños hermosos y sonrientes como tú”. “Trata de hacer lo que te hace feliz todos los días”, etc. Tal vez todos quieran escuchar un cuento de hadas, de vaqueros o quieran que les pinte un mundo color de rosa, pero no puedo, no debo y pido una disculpa por ello.
Parto de que me dirijo a ustedes, mis hermanos de lucha, entre otros, parto de que es necesario hablar porque la realidad golpea a nuestra puerta y porque a los niños hay que prepararlos para la vida real, que, como todos saben, ni es un cuento de hadas, ni de vaqueros, ni de héroes inventados, ni mucho menos un mundo color de rosa; parto de que hablaré de cosas que la inmensa mayoría de ustedes, si no es que todos, vive cada vez con más preocupación y angustia. Y habló por el profundo amor que les tenemos a nuestros hijos.
Hoy 250 millones de niños en el mundo son explotados por el sistema capitalista que protege a los grandes multimillonarios, 73 millones de esos niños tienen menos de 10 años.
En México, hay más de 40 millones de niñas y niños, más de 20 millones, viven en condiciones de pobreza y 4 millones en pobreza extrema, es decir, que padecen hambre, no tienen para comer.
El 90% de los niños indígenas viven en pobreza.
Más de 100 mil niños y niñas y adolescentes, viven en la calle, víctimas de explotación laboral, abusos, accidentes, drogas, inseguridad, etc.
Uno de cada 10 niños y niñas menores de 5 años en México registra desnutrición crónica. Uno de cada 3 niños y niñas de 6 a 11 años presenta sobrepeso y obesidad, por consumir productos chatarra. Hay niños con cáncer a los que se les quitaron sus medicinas.
Ocho de cada 10 niñas y niños de 6° de primaria no alcanzan los logros esperados en las áreas de lenguaje y comunicación.
Seis de cada 10 niñas y niños de 1 a 14 años han sufrido violencia. Del 2018 hasta nuestros días, han sido asesinados 8,300 menores de edad. Son asesinados por día 7 menores, más que en el Donbáss, una región en guerra, donde mueren 5 diarios. Vladimir Hernández Martínez, un niño de 6 años, y sus padres antorchistas fueron asesinados brutalmente el 12 de abril de 2023 en Guerrero por motivos políticos, sin que hasta la fecha se haga justicia.
Es terrible. Pero la culpa no es de Dios, ¿quién piensa que exista un Dios malo, cruel y despiadado que obre en contra de las criaturas más inocentes que hay en el mundo, que permita tanto abuso, injusticia y sufrimiento? ¿Quién se cree la mentira de que los padres bien nacidos, que trabajan de sol a sol, que amamos infinitamente a nuestros hijos, que somos la mayoría, somos los culpables de la pobreza de nuestros hijos, si no nos alcanza para adquirir la canasta básica con el mísero salario que recibimos o las pocas ganancias que nos genera un pequeño negocio, si no nos alcanza para mandar a nuestros hijos a la escuela, curarlos, vestirlos, lograr que vivan bien?
No nos engañemos: La responsabilidad de tanta pobreza, tanto abandono, tanta injusticia, es, por un lado del Estado mexicano y su gobierno y, por otro, de los voraces señores capitalistas, protegidos por aquellos y no solo de ahorita, sino desde hace muchos sexenios atrás, por el hecho de que no se fomenta en verdad la creación de empleos para todos, por parte de los que tiene el dinero ni por parte del gobierno; porque se ha permitido que los grandes empresarios, los grandes comerciantes, paguen salarios de hambre; por el hecho de que se está de acuerdo en que los pobres paguemos más impuestos y que a los grandes multimillonarios no; por la sencilla razón de que los recursos del gobierno, que son del pueblo, no se usa ni para crear empleos, ni para crear infraestructura, ni para hacer obras de beneficio social: agua potables, drenajes, electrificaciones, escuelas, hospitales, parques, pavimentos, parques, etc. El fondo del problema, por otro lado, es que los dueños de las grandes empresas siguen quedándose con el trabajo ajeno del trabajador, al trabajador no le pagan lo que merece ni aun lo mínimo que necesita y el gobierno sigue solapando esta explotación, y, para engañar a la gente, les arroja unas cuantas migajas para que se conforme.
Si nosotros como padres no nos organizamos, si no nos concientizamos, si no dejamos atrás, las envidias y rencores entre hermanos de clase y de sufrimientos, si no nos unimos, si no luchamos, las cosas no van a cambiar. ¡Organízate, concientízate y lucha!, ese es el mejor regalo que le podemos ofrecer a los más pequeños del mundo y no solo por hoy sino para siempre, para que el día de mañana, con nuestra cara en alto, con orgullo y sin ningún asomo de vergüenza, le podemos decir a nuestros hijos: ¡Yo luche por ustedes y los enseñé a luchar organizadamente, unidos a los pobres de la tierra, he hecho lo correcto!
El maestro Aquiles Córdoba Morán, líder nacional de todos los antorchistas, hace muchos años ya, escribió:
“Yo sueño con un mundo de luces solamente
donde el hombre trabaje y viva sin llorar
donde el alma se expanda y vibre tiernamente
como el ave que canta, como el cielo y el mar.
Donde todos los seres tengan pan y vestido,
donde todos los niños tengan aula y hogar,
donde el alma se eleve como el águila al nido
y el espíritu humano pueda libre cantar”.