Dolorosa noticia la del fin de semana, una familia asesinada y torturada en el estado de Guerrero, los padres golpeados hasta la muerte y el pequeño de cinco años, asfixiado. Muchos medios lo señalaron como un caso más en este México violento, pero, ¿acaso ya normalizamos esta crueldad, este reguero de sangre?
Cuando al inicio del sexenio, Andrés Manuel López Obrador lanzó su política de “Abrazos no balazos”, los más consternados fuimos las grandes mayorías, los que aún exigen justicia por sus muertos y sus desaparecidos. En los días que corren la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) da cuenta de que en este primer trimestre de 2023 ha habido 7 mil 485 asesinatos, ¡83 al día!
El INEGI, por su parte, tiene un registro de 161,380 homicidios dolosos de 2018 a 2022.
Esta supuesta estrategia solo ha mantenido la impunidad de los grupos delictivos porque la violencia crece y crece sin que los aparatos de justicia puedan solucionar este problema en ninguno de sus niveles. Es necesario cambiar de política, y que los ciudadanos nos unamos a la exigencia de justicia.