Por Leticia Montagner
Un aerolito atemorizó la población de San Gabriel Chilac, Estado de Puebla, en el lejano año de 1876, al caer en el centro de la comunidad, donde murieron una madre y sus dos hijas, según relatos documentados y publicados en periódicos de aquella época.
San Gabriel Chilac es una población con antiguos orígenes mesoamericanos. Primero como congregación formalizó su nacimiento como pueblo a principios del siglo XVII. El 12 de marzo de 1708 el gobierno virreinal le facultó para formar su propio Gobierno en una república indígena separándola del Gobierno de la ciudad de Tehuacán.
Tras la lucha de la Independencia Nacional se le reconoció su propio gobierno, pero en la práctica continuó sujeta siempre al Cabildo de Tehuacán.
Serían décadas después cuando el Gobernador del Estado, Ignacio Romero Vargas firmó el decreto por el que San Gabriel Chilac y San Sebastián Zinacatepec se convertían en municipalidades segregándose respectivamente de Tehuacán y Coxcatlán con fecha del 25 de abril de 1871.
De acuerdo a Gustavo Méndez Osorio en su página de Facebook y el Portal Contrapeso de Tehuacán, a principios de 1876 la población de San Gabriel Chilac fue noticia nacional, pues el 13 de enero de aquel año un meteorito impactó una construcción en el centro del pueblo.
El hecho quedó documentado en periódicos nacionales como La Iberia de enero 28 de 1876 y El Pájaro Verde de febrero 1 de 1876, ambos con la nota textual siguiente:
EL AEROLITO DE CHILAC. Acerca de este fenómeno dice El Busilis de Tehuacán: “El día 13 del presente, cayó entre ocho y diez de la noche, en el pueblo de San Gabriel Chilac, que está á tres leguas de distancia de esta ciudad, un aerólito (sic) que hundió el techo de una casa, causando la muerte de una señora que en compañía de dos hijas dormía ya a estas horas. Las hijas quedaron con algunas lesiones de poca importancia. Actualmente se registran los escombros con empeño para descubrir el objeto que ha ocasionado el siniestro”.
Podríamos suponer que la región fue escenario de una lluvia de meteoritos pues en la colección de las efemérides publicadas en el Calendario del más Antiguo Galván señala en aquel 13 de enero de 1876: “En la noche, un meteoro piro-eléctrico que llevaba dirección de Sur a Norte, choca contra un edificio de bóveda que servía para cárcel de mujeres en San Gabriel Chilac (Tehuacán) y lo derriba, quedando una mujer herida”.
Pero el 1 de diciembre de 1875 registró: “En San Gabriel Chilac, distante de Tehuacán tres leguas, cae un aerolito y hunde el techo de una casa, causando la muerte de una señora”.
Aerolito significa “piedra aérea” y es un cuerpo celeste de naturaleza pétrea que penetra en la atmósfera y es recuperado sobre la superficie terrestre. No sabemos más al respecto de este meteoro que golpeó una construcción en Chilac, si fue recuperado o se desintegró completamente tras el impacto, pero sería interesante haber sabido cuales fueron las supersticiones y comentarios que se dieron entre los habitantes pasados de esta región y en especial de aquella población, destaca finalmente Méndez Osorio.
Valdría la pena ahondar más en este tipo de hechos, que forman parte de nuestra historia. Llama la atención una palabra antigua: Busilis.
Respecto a la palabra Busilis, de acuerdo a la Real Academia Española de manera coloquial es el punto en que estriba la dificultad del asunto de que se trata. Quizá a falta de una explicación de la caída de una piedra del cielo, se aplicó el término.
Otra teoría entre lingüistas, indica que proviene del latín, in diebus illis, que quiere decir ‘en aquellos días’, pero debido a un análisis erróneo de un estudiante que dijo que in die era ‘en el día’, pero que no entendía qué significaba el busillis.
Otra explicación señala que hasta el Concilio Vaticano II, de 1962 a 1965, la Misa católica se oficiaba en latín. Por lo general en el momento de la lectura del Evangelio, los sacerdotes empezaban con la frase ‘En aquellos días’ que en latín se escribía y decía ‘in diebus illis’ pero la feligresía comentaba: Ya viene el ‘Busilis’ y ponía atención para ver si comprendía algo del latín.
La mejor opinión sobre el Busilis, se la dejamos al lector…
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