En la reciente cumbre de la Unión Europea (UE) el primer ministro de Luxemburgo Xavier Beteel, pidió que Biden negocie un plan de paz sobre Ucrania con Xi Jinping. A esta petición se sumaron países occidentales pro-ucranianos, incluso Alemania.
Es evidente que el alargamiento del conflicto en Ucrania ha repercutido económicamente en la población europea; inflación incontenible, escasez de energéticos, carencia de recursos económicos de los gobiernos para atender cuestiones sociales urgentes, lo que ha provocado grandes movilizaciones de protesta y huelgas en grandes ciudades importantes de Francia, Alemania, Reino Unido, entre otras.
El plan de paz propuesto por China fue rechazado por EE. UU., la OTAN y la U.E. por no ajustarse a sus intereses, con relación al territorio ocupado por las fuerzas militares rusas, pues, el país eslavo plantea que no hay punto de retorno.
No obstante, China es el único país que podría influir en Rusia para llegar a la solución diplomática del conflicto, porque los gobiernos occidentales solo lo han atizado y enconado la crisis económica, con sus paquetes de sanciones y el abastecimiento de armas más letales a Ucrania.
Mientras en EE. UU., se registra desgaste de la población por la crisis económica generada por el gasto multimillonario para mantener el conflicto bélico en Ucrania lo que ha impactado en la aprobación de la gestión del gobierno de Biden, situación que está siendo aprovechada no sólo por sus adversarios demócratas, sino por los republicanos encabezados por Donald Trump.
