Con un crecimiento que en la actualidad es casi nulo y una inflación que supera el 10%, las perspectivas para este año no son alentadoras. Reino Unido tiene un pie metido en la recesión y el otro está en el aire porque las proyecciones sobre la economía británica es que se contraerá un 0,6% en 2023.
Organismos como la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria británica y el Fondo Monetario Internacional (FMI) esperan que la economía sufra una contracción en 2023. Si se cumplen los pronósticos, Reino Unido podría ser la única de las grandes economías que entre en recesión.
Incluso Rusia, pese a todos los problemas económicos que ha debido enfrentar por la guerra en Ucrania, podría escapar del golpe recesivo.
Lejos de ir mejorando la situación conforme avanza el año, hay algunos factores que siguen minando el bolsillo de los ciudadanos y muestran el mal estado de la economía.
Primero, la falta de alimentos frescos ha causado el racionamiento de huevos, y recortado su acceso a los tomates, las lechugas y otra serie de vegetales frescos.
La dificultad de conseguir algunos productos ha llevado a los consumidores a peregrinar de supermercado en supermercado para llenar la cesta de la compra.
Ante la falta de lechuga, tomates, pimientos, pepinos, brócoli, coliflores y frambuesas, los supermercados de Reino Unido han racionado la venta de verduras y frutas.
El costo de los fertilizantes, la menor producción de frutas y hortalizas en España y Marruecos junto con los problemas de transporte y la escasez de trabajadores agrícolas temporales ha puesto bajo presión la cadena de suministro.
El programa de las visas para trabajadores temporales permite que los trabajadores permanezcan durante seis meses en el país. Antes del Brexit, podían ir y venir desde otros países de la UE, como parte de las normas de libre circulación.
Otro factor esta siendo el costo de la energía, que se ha disparado desde la guerra de Ucrania. Muchos productores británicos decidieron dejar de producir en invernaderos para no hacer frente a la factura de gas y electricidad.
Ahora, comprar una casa propia es cada vez más difícil y alquilar una propiedad cada vez más caro. “La vivienda en el Reino Unido es menos asequible ahora que en cualquier momento de los últimos 147 años”, según un análisis de la firma de inversión Schroders, lo que pone en peligro el papel que la propiedad juega en la riqueza de los hogares del Reino Unido. Los precios de la vivienda en el Reino Unido son los más altos desde 1876.
Y es que los bancos centrales de muchas economías han aumentado el costo de los préstamos en sus esfuerzos por controlar la inflación, pero el Banco de Inglaterra ha sido más agresivo que la mayoría, aumentando las tasas 10 veces de forma consecutiva.
La última fue el pasado febrero cuando realizó otra gran subida de tipos de interés al incrementar un 0,5% las tasas, que quedan en el 4%.
Esto no solo encarece la vivienda sino que trastoca también el mercado del alquiler. Si los británicos no pueden permitirse comprar, no queda otra salida que arrendar. Y al mismo tiempo esto hace que el precio de los alquileres suba aún más.
La economía británica enfrenta una crisis más severa que la de Rusia, según el FMI. Aunque de momento Reino Unido ha logrado esquivar la recesión técnica, “las perspectivas de crecimiento se mantienen algo más sombrías que el resto de las grandes economías”, dijo Stephanie Kennedy, economista de Julius Baer.
“Es posible que los precios de la energía comiencen a disminuir pronto en Reino Unido, pero las tasas de interés más altas han reducido el gasto de los consumidores a medida que aumentan los pagos de las hipotecas”.
Por otra parte, la inflación británica se mantiene por encima del 10% y es una de las más altas del mundo y la inflación de la canasta básica alcanzó el 17,1% en las cuatro semanas hasta el 19 de febrero, otro máximo histórico.
De acuerdo al documento de “Actualización de Perspectivas de la economía mundial”, publicado por el FMI el 31 de enero, la economía británica se contraerá un 0,6% en 2023.