Por: Homero Aguirre Enríquez
Los accidentes mortales provocados por el deterioro creciente y muy visible del sistema de transporte colectivo (Metro) de la Ciudad de México, deterioro derivado del recorte de recursos para el mantenimiento, renovación y ampliación de todo ese importante sistema, debieran ser asumidos por el gobierno local y el federal, ambos de Morena, como un grave problema que reclama urgente solución para proteger la vida de millones de pasajeros que aun corriendo riesgos usan cotidianamente el Metro si quieren llegar a tiempo a su trabajo y a otras actividades.
Pero eso es pedir demasiado a quienes han demostrado estar invadidos de la soberbia y ceguera que provoca el poder en algunos y están atrapados en una visión estrecha y falsa de lo que significa luchar al lado de los pobres para que dejen de serlo, reduciendo toda la acción gubernamental en el terreno social a entregar pequeños apoyos en dinero a una clientela política. Los de Morena ya se acostumbraron a negar todo aspecto de la realidad que los señale como omisos, corruptos, ineficaces y equivocados en el ejercicio del poder o a reconocer que su política demagógica de comprar votos a costa de desmantelar al país está provocando más pobreza, atraso, violencia y muerte entre los mexicanos.
Así que, en vez de que veamos enérgicas y bien pensadas acciones para ponerse a corregir con urgencia y al costo que sea el grave deterioro que sufren los trenes, las estaciones y los sistemas electrónicos, mecánicos y eléctricos de los que dependen los miles de movimientos cotidianos del Metro y las vidas de millones de usuarios, la administración de Claudia Sheinbaum, seguramente aconsejada por AMLO, ha salido con la ridícula versión de que las frecuentes fallas, algunas de las cuales han provocado muertos y heridos, se deben a un sabotaje promovido por quienes buscan dañar a la administración morenista y, por lo tanto, la “solución” es mandar a 6 mil elementos de la Guardia Nacional a resguardar las instalaciones.
Durante unos meses veremos a miles de elementos militares de la Guardia Nacional, involucrados sin ninguna consideración para su investidura en un show orquestado al vapor por los morenistas, para desviar la atención de la opinión pública sobre las causas profundas que explican el derrumbe operativo del Metro pero no veremos por ningún lado la asignación presupuestaria de miles de millones adicionales que requiere con urgencia el Metro para recibir mantenimiento ordinario, reparaciones mayores y mucho menos para construir nuevas líneas. La inacción para remediar el fondo de los problemas resultará verdaderamente criminal.
Para intentar convencer de su error a quienes piensen que es una exageración reclamar acciones inmediatas y de gran trascendencia en el Metro, basta mencionar algunos de los accidentes más graves ocurridos en los dos últimos años: “El más reciente ocurrió este sábado en la Línea 3 del Metro entre las estaciones Potrero y La Raza, en donde dos trenes chocaron y dejaron un saldo de 59 personas heridas y una mujer fallecida, según el reporte publicado en la plataforma del C5 (…) la noche del 4 de mayo de 2021, en la Línea 12 del Metro, la cual sufrió uno de los peores accidentes en la historia, luego de que una trabe de la parte elevada de la línea dorada colapsó sobre la Avenida Tláhuac, afectando las estaciones Olivos y Tezonco, lo que dejó 27 muertos y 79 lesionados (…) En 2020 ocurrió un choque entre trenes en la estación Tacubaya de la Línea 1 del Metro, dejó un saldo de una persona fallecida y 41 personas lesionadas (…) El 9 de enero de 2021 ocurrió el incendio en el Centro Histórico, más específicamente, en la calle Delicias, lugar donde se encuentra la subestación de control del Metro. Considerada como el “cerebro” de la operación del Metro CDMX. El siniestro ocurrido en el edificio que cuenta con seis niveles, dejando una mujer policía fallecida, además provocó que se detuviera la operación de las Líneas 1, 2, 3, 4, 5 y 6, siendo reanudadas un mes después”. mvsnoticias. com, 8 de enero de 2023.
¿Qué ha ocurrido después de la muerte de tantas personas en tales accidentes? La línea 12 sigue aún con las fracturas que la derrumbaron, a pesar de que AMLO dijo que estaría lista en un año; el centro de control sigue sin funcionar y las operaciones de seguridad se hacen manualmente y a ojo de buen cubero; las fallas (incendios, cortos circuitos, colapso de motores, puertas que se abren con los trenes en movimiento, etcétera) siguen presentandose cotidianamente, con o sin Guardia Nacional; no habían pasado ni 24 horas de que la Guardia Nacional se había desplegado en todas las estaciones (por cierto, a costa de millones de mexicanos de otras entidades que quedarán aún más a merced de la delincuencia), cuando se descompuso un tren de la Línea 7, lo que provocó que se detuviera el servicio por lo menos media hora.
El fondo de los problemas que hoy estallan en el Metro es el mismo que explica la falta de medicinas y vacunas aplicadas oportunamente lo que provocó la muerte de cientos de miles de mexicanos durante la pandemia. Junto con eso, el deterioro de las carreteras, la ausencia de servicios públicos, de vivienda digna, el creciente número de muertes violentas, la emigración masiva, el creciente número de adicciones, enfermedades depresivas y suicidios, son consecuencia del mal gobierno y de los recortes ordenados por López Obrador y aplicados ciegamente por sus funcionarios (algunos de sus más ciegos seguidores se encuentran en el Gobierno de la Ciudad de México) sin medir consecuencias y sin importarles el daño que pudiera causar a quienes los padecen.
Cuando se derrumbó la Linea 12 del Metro, el ingeniero Aquiles Córdova Morán pronunció estas palabras: “aquí estamos todos, muy republicanos, muy austeros y limpios de corrupción (al menos, eso asegura AMLO), pero sin crecimiento económico, sin empleos, sin salarios y sin ingresos suficientes para las familias… A todo esto tenemos que sumar ahora 27 muertes de trabajadores, hombres y mujeres humildes que volvían de su trabajo en la Línea 12, y saber que una desgracia parecida nos acecha en cada línea y en cada viaje del Metro de la Ciudad de México. La fuente de nuestros problemas es el mal gobierno de Morena y López Obrador, que no corrige nada ni hace caso a nadie jamás. Para un Presidente así, la ley y el derecho son papel remojado, y el único remedio sensato y eficaz es retirarle el poder que le prestamos temporalmente con nuestro voto. Ese poder es propiedad inalienable del pueblo; es él quien lo delega por tiempo limitado al gobernante que elige para que le sirva, pero si éste no lo hace así, si no honra su compromiso –como es el caso actual–, el pueblo debe recuperar su poder y otorgarlo a otro que sí cumpla la encomienda”. Hoy esas palabras tienen más vigencia que nunca. En las próximas elecciones actuemos en consecuencia.