Homero Aguirre Enríquez
En los últimos días han aparecido noticias trágicas y tristes que exhiben el atraso y la fragilidad del sistema de salud de México del que depende la vida de millones de personas. Se trata del fallecimiento, debido a meningitis, de 18 mujeres que acudieron a diversos hospitales de Durango para ser asistidas médicamente en partos, y de un hombre que fue sometido a una intervención ortopédica. Hasta el momento, se han presentado en esa entidad un total de 69 infecciones, provocadas según las autoridades federales por un hongo contenido en anestesias contaminadas que fueron aplicadas a un número mayor de pacientes, lo que hace posible nuevos casos y decesos. La meningitis es una inflamación altamente peligrosa de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal que puede ser provocada por bacterias o virus.
¿Cómo fue que llegó esa anestesia contaminada a los hospitales? ¿Por qué se aplicó a los pacientes a pesar de no cubrir los parámetros de sanidad establecidos por ley? ¿Quiénes son los responsables de esos homicidios en hospitales? ¿Sólo en Durango ocurre eso? Nadie sabe, nadie supo. Siguiendo el evasivo guion habitual, las autoridades federales sólo han dicho que la enfermedad no se transmite de persona a persona, y que están investigando la mecánica de los hechos que desembocaron en esas muertes que han dejado en la orfandad a muchos niños. En resumen, como es su costumbre, las autoridades no informaron prácticamente nada sustancial.
El vocero fue el subsecretario Hugo López-Gatell, el mismo que en junio del año 2020 estimó y dijo ante millones de espectadores que la pandemia de Covid-19 provocaría la muerte de entre 30 mil y 35 mil mexicanos, pero su pronóstico quedó rebasado en un escalofriante cifra, proporcionada por el INEGI, de más 700 mil compatriotas muertos por Covid-19, aunque hay cálculos que hablan de más de un millón de muertos; así que no hay mucho margen para quedarse tranquilos ahora que el subsecretario entra nuevamente en escena, pues su preocupación principal será ahora disminuir el golpe político que esta tragedia pueda provocarle al gobierno que representa, mismo que nos prometió a los mexicanos un sistema de salud de primer mundo, donde no suceda, por ejemplo, que se administren fármacos contaminados, haya carencia de medicinas o se muera más de un millón de mexicanos por Covid-19.
Comparemos estos hechos con lo informado recientemente por el presidente López Obrador. Ante un Zócalo semi vacío, el Presidente lanzó otra vez puras frases respecto al sistema de salud. Sin un solo dato que lo sustentara, sin ninguna acción concreta, sin condolerse siquiera de las víctimas, el presidente lanzó la demagogia en turno: “en materia de salud pública, una vez terminadas las acciones que emprendimos con urgencia para salvar vidas por la pandemia, estamos concentrados en crear uno de los mejores sistemas de atención médica universal y gratuita del mundo (sic), ya prácticamente hemos terminado en tres estados: Nayarit, Tlaxcala y Colima… Y así continuaremos en la aplicación del sistema federalizado IMSS-Bienestar para concluir a mediados del año próximo en todos los estados de la república. Vamos a hacer realidad el derecho constitucional del pueblo a la salud”. ¿Y los cientos de miles de muertos? ¿Y los inexistentes medicamentos para niños con cáncer? ¿Y la falta de nuevos hospitales generales y de especialidades? Y la gente que tiene que esperar meses para que le hagan un simple examen de sangre u orina? ¿Y las operaciones postergadas indefnidamente?
No es de extrañar que en ese pasmo gubernamental, que confunde prometer con realizar y que la ausencia de hechos los sustituye con palabras reiteradas hasta la náusea por López Obrador, nos encontremos con fallecimientos de madres que fueron a que nacieran sus hijos y nunca los conocieron porque ellas fallecieron porque alguien les aplicó anestesia contaminada, como en Durango; o con gente que tiene que manifestarse durante meses para que la atiendan o le surtan una receta.
Cualquiera que sea la fuente que se consulte, no encontraremos bien evaluado el sistema de salud de México. Por ejemplo, el Global Health Service Monitor publicó un estudio comparativo de la calidad de los servicios médicos en 30 países, donde evaluó atención a la salud mental, atención a pacientes con cáncer, servicios nutricionales o la atención contra el coronavirus. Nuestro país ocupó el cuarto peor lugar de los países evaluados.
El panorama no pinta nada bien para el próximo año, reporta la organización México Evalúa al analizar el dinero destinado al sistema de salud en el 2023: “Lo más grave es el desplome de 10% (18.9 mmdp) de la SSA, en relación con lo aprobado en 2022, pues es esta institución la que alcanza a las personas más vulnerables en México. Al interior de esta dependencia, es notorio el abandono del Insabi: su presupuesto caerá 1.2% frente a lo aprobado en 2022, pero la caída es de 6.8% (7.9 mmdp) si se compara con el promedio del sexenio pasado, cuando era Seguro Popular. Además, al desagregar este gasto, notamos que los subsidios para la salud serán 14% (11.8 mmdp) inferiores al promedio de 2013 a 2018. En efecto, los recursos para la atención de las personas sin seguridad social seguirán muy limitados… Además, se destacan por lo negativo el Instituto Nacional de Cancerología (Incan) o el Hospital Infantil, que tendrán un peor presupuesto que el ejercido hace 10 años”. Un verdadero crimen del Gobierno, disfrazado de pobreza franciscana.
Evitar muertes como las ocurridas en Durango; mejorar la velocidad de atención y la calidad de los hospitales; hacer que verdaderamente todos tengamos acceso a servicios de salud de primer mundo y al alcance de nuestros ingresos, no se logrará con discursos y mentiras repetidas, ni con minúsculas ayudas monetarias que ya se comió la inflación. Tener servicios de salud dignos y universales tiene que colocarse como uno de los anhelos más justificados de millones de mexicanos. Por esta y otras razones, por el bien propio, de nuestros hijos, nietos y bisnietos, hace falta organizarnos y dar la vida por llevar a México al hospital de la historia, para que se convierta en una patria grande, rica, sana y justa para todos.