Este domingo, Puebla fue una de las 50 ciudades mexicanas donde se realizaron marchas en la defensa del Instituto Nacional Electoral, frente a la reforma propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador que busca desmantelarlo.
De manera pacífica, alrededor de 4 mil personas marcharon del Paseo Bravo al Zócalo de la ciudad, donde los esperaba otra protesta. Sin embargo, los convocantes afirman que 65 mil poblanos llenaron el primer cuadro de la ciudad.
Antes, integrantes del Frente Nacional de Izquierda Social, afín a Morena y al gobierno estatal de Miguel Barbosa, realizó un plantón afuera de Palacio Municipal para exigir la destitución del secretario de Gobernación municipal.
Con la instalación de carpas, mesas, mantas y lonas con leyendas en contra del Ayuntamiento, los integrantes de Izquierda Social bloquearon el paso de la avenida Juan de Palafox, donde terminaría la marcha en defensa del INE.
Y así sucedió, como parte de la estrategia de provocación que se repitió en varias ciudades del país, con algunos altercados entre simpatizantes de López Obrador y los participantes de la marcha.
Fue una marcha de la clase media que, por su condición económica, está lejos de las dádivas de los partidos y los gobiernos.
De integrantes de partidos políticos y uno que otro oportunista, que poco se rozan con la ciudadanía en movilizaciones o mítines.
La defensa del Instituto Nacional Electoral reunió a los testigos de la alternancia democrática y a quienes votarán por primera vez en 2024.
Salieron los arrepentidos, los electores cambiantes que se animaron a votar por “El Peje”, el mismo candidato que menospreciaron en 2006 y 2012.