Llegamos a Oaxaca de Juárez casi 8:40 de la mañana. No importó lo pesado del viaje, la emoción de todos por regresar tras dos años de formato virtual al Concurso de Folclor Internacional, superó cualquier obstáculo. Ansia, emoción, nerviosismo y fraternidad se podían ver y sentir en el autobús de “Los Nacionales”.
Después de desayunar nos llevaron a Mitla. Nos hablaron sobre la historia de los Valles Centrales de Oaxaca, que ha sido una de dominaciones. “Héctor”, nuestro guía asignado, habló sobre el dominio de Monte Albán en toda el área oaxaqueña; la influencia mixteca entre los siglos XII y XV, la intervención mexica en el XV, la dominación hispana a partir del XVI y, mediante las variedades de explotación del indígena en nuestros días, la dominación del mundo capitalista en su fase actual.
Llegó la tarde y con ella la emoción de pisar los escenarios oaxaqueños. El homenaje a José Alfredo Jiménez fue un éxito en el Zócalo de la capital. A pesar de la lluvia, los capitalinos, así como los turistas mexicanos y extranjeros, cantaron a todo pulmón las canciones “que todos se saben” de José Alfredo y ovacionaron el talento antorchista del Mariachi Nacinoal y sus cantantes. Ni la lluvia ni los eventos simultáneos lograron bajar los ánimos. La gente reía, cantaba, gritaba y echaba porras a los grupos que recién llegaban, listos para dar batalla al día siguiente en el gran “Macedonio Alcalá”.
De regreso podías ver en las explanadas a los grupos reunídos, echándose porras mutuamente para dar todo de sí en el escenario en las próximas horas. “Hemos sacrificado mucho por esto, que no decaiga el ánimo. Como colectivo hay que dar el ejemplo para que la gente que nos vea quiera sumarse a nosotros”.
La próxima mañana empezó lentamente. Desde las 4 de la madrugada podías escuchar el bullicio de los artistas. ¡Últimos detalles! Nada puede salir mal. Aquí se pudo apreciar a todo color la hermandad de los antorchistas. “¿Se rompió tu malla? ¡Yo traigo unas extras!”, “¡Yo te ayudo a maquillarte!”, “No te pongas nerviosa, lo harás muy bien, ahí estaremos contigo”.
No importa de qué grupo, estado, categoría o frente venías. Si alguien necesitaba ayuda, se la proporcionabas. Faltaron lugares disponibles, más no porras y mucho menos solidaridad.
Desde las 9:00 am la gente hacía fila a las afueras del teatro, urgían por ingresar y una vez dentro, los aplausos no cesaron.
¡Arranca el evento! Discursos que recargaron los ánimos de lucha cortaron el listón inaugural de manera simultánea con “Cabaret”.
“¡Bety!, ¡Cata! y ¡Wences!”. El show comenzó. Grupo tras grupo, estado tras estado y categoría tras categoría. Desde niños hasta gente adulta, el escenario fue suyo ¡Y vaya que sí! Los Tangos Argentinos de los jarochos provocaron nudos en la garganta con tanta pasión y Nigeria de los poblanos a más de uno lo obligó a sacudir el cuerpo con la alegría que desbordaban al danzar.
El público aplaudía ¡y aguas con pararte al baño! Porque había 10 esperando a tener un lugar en las sillas para apreciar el magno evento. Incluso los bailarines, después de haber hecho suyo el escenario corrían a las butacas para ver al siguiente triunfar; no sin antes cersiorarse de que no necesitaban ayuda en algo.
“¡Qué bonito bailan!”, “Ojalá vayan a mi colonia”, “Lástima que no pueden entrar muchos”, se escuchaba entre butacas. Lástima, la coyontura política prohibió de tajo a Antorcha hacer el evento donde siempre, en la gran Guelaguetza. ¡Pero no contaron con su astucia! El evento fue transmitido en vivo y colocaron pantallas a las afueras. Sí, también afuera hubo público echando porras a los artistas antorchistas.
El VI Concurso de Folclor Internacional de Antorcha se llevó a cabo gracias al trabajo en equipo de la Comisión Cultural Nacional, el de los maestros encargados directamente de los diferentes montajes, de la disposición de los muchachos y por supuesto al apoyo que sus padres les brindaron.
Con el arte también se educa y el mayor ejemplo de ello está en los eventos de Antorcha, porque transformamos la realidad social que somete a los mexicanos en obras dancísticas. En Antorcha fomentamos el arte porque tenemos claro que educar, organizar y darles —y darnos— una oportunidad de conocer nuestra cultura y la cultura de todo el mundo; es una de nuestras tareas princpiales.
Bien lo dijo Yuneri: “Cabaret” es nuestra necesidad como sociedad de sentir alegría en un mundo lleno de explotación, es duro saber que pareciera solo una puesta en escena y en realidad refleja todo lo malo en nuestra sociedad, esa es finalmente nuestra labor como artistas, llevar nuestra realidad a través del arte para dar un mensaje a nuestro pueblo».
Nuestro trabajo es llevar un mensaje y al mismo tiempo, hacer un llamado a través del arte al pueblo, a no olvidar que tenemos historia y que solo moviéndonos podemos escuchar nuestras cadenas e, incluso, romperlas.
