Por Leticia Montagner
¿De verdad es arriesgado bañarse después de comer? No existe evidencia científica que relacione ahogamientos con haber comido poco antes. Los expertos recomiendan cambiar la idea de la comida y evitar cambios bruscos de temperatura
En muchos países, especialmente en verano, en las horas más cercanas a las comidas hay menores junto a la piscina o en la arena del mar, esperando la digestión de la comida. Podrán entrar al agua al terminar el proceso que dependiendo de los mayores y el tipo de comida tarda entre 30 minutos y 2 horas.
¿Qué pasa si se zambullen antes de tiempo? El nombre de la amenaza es muy conocido, si la digestión se corta, dice la sabiduría popular, se pueden ahogar.
La idea de esperar un tiempo después de comer antes de bañarse existe en España y en otros países, todo basado en la sabiduría popular.
El diario español El País, recopiló una serie de opiniones médicas donde prevalece la idea de que no hay casos que indiquen que comer primero y nadar después es mortal, pues no hay evidencia científica que apoye dicha afirmación.
Un análisis publicado en 2011 en el International Journal of Aquatic Research and Education, precisó que no se han registrado casos en los que comer antes de nadar haya causado o contribuido a ahogamientos mortales o no mortales. Es posible considerarlo un mito, pero prevalece la recomendación que pasa de padres a hijos desde tiempos inmemoriales.
Es una leyenda urbana y rural, porque nadar poco tiene que ver con la digestión, aseguró Jesús Sueiro, portavoz de la Asociación Gallega de Medicina Familiar y Comunitaria. Tiene más que ver con el choque térmico, meterse en el agua muy fría de forma brusca. Es un colapso circulatorio, se produce una hipotensión o una bajada de tensión, una especie de síncope que es una pérdida repentina del conocimiento y de la sensibilidad, debida a la suspensión súbita y momentánea de la acción del corazón.
Se pueden producir mareos, incluso vómitos, si en ese momento está alguien en el agua, puede producir un ahogamiento por la pérdida de conciencia, explicó. Con meterse con cuidado, de forma lenta y progresiva, dejando que el cuerpo se aclimate, se elimina el riesgo.
Sin embargo, la insistencia en relacionarlo todo con las comidas, no está del todo infundada, pues Andrés Sánchez Yagüe, Responsable del Comité de Comunicación de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) y Jefe de Servicio de Endoscopia en el Hospital Quiron Salud Marbella, explicó que, en cierto modo, la digestión sí se corta.
Lo que vulgarmente se conoce como corte de digestión es un fenómeno que se denomina médicamente hidrocución. Ocurre con un cambio brusco de temperatura, por contacto de la piel con agua fría, se detiene la digestión para derivar el flujo sanguíneo desde el tubo digestivo a la piel. En el corte de digestión se detiene ese proceso, aseguró.
El peligro, según dijo, es que los síntomas digestivos incluyen vómitos que con el estómago lleno pueden desencadenar un paso del contenido del estómago al pulmón, lo que facilitaría el ahogamiento.
En la Escuela Española de Salvamento y Socorrismo, su director Alberto García Sanz, puntualizó que ellos distinguen dos fenómenos distintos. Uno llamado corte de digestión que es en realidad una mala digestión.
Luego de comer, el aparato digestivo necesita una mayor concentración de sangre y oxígeno, lo que produce una somnolencia y en el cerebro hay un menor aporte. Al realizar actividad física, los músculos que actúan necesitan aporte de oxígeno y sangre, aumenta el ritmo respiratorio y cardiovascular, en detrimento de esa actividad digestiva, afirmó.
En este caso, el agua no tiene nada que ver, cualquier actividad física con el estómago lleno puede provocar malestar gastrointestinal, náuseas, vómitos o mareos. Si eso ocurre mientras corren, no pasa nada, si están nadando, pueden ahogarse.
García Sanz habla de la hidrocución, que es en realidad un shock termo diferencial. Cuando se zambulle de golpe, sin previa ducha, al momento del contacto con el agua se produce un cambio de temperatura, un shock termo diferencial, donde puede haber pérdida de conciencia y ahogamiento, sin haber comido, aclaró.
El término hidrocución lo acuñó en los años 50 del Siglo XX, el profesor francés G. Lartigue como análogo a electrocución.
Hay que evitar meterse al agua fría de golpe después de estar mucho tiempo al sol o haciendo ejercicio pues el choque térmico es mayor y se puede producir el síncope. Esto ocurre con una ducha fría después de ejercitarse, pero el peligro es darse un golpe si se pierde la conciencia.
La recomendación general es no hacer un ejercicio físico después de comer, por eso los deportistas comen con varias horas de antelación a un partido o una competición.
Los expertos insisten en dejar de hablar de cortes de digestión, ya que no hay evidencia científica de que bañarse después de comer sea peligroso. Lo que sí es potencialmente peligroso es ese shock termo diferencial, que debe prevenirse, sobre todo en los niños.
El mensaje importante es entrar en el agua de forma progresiva, mojándose poco a poco, y tener en cuenta si estamos acalorados.
leticia_montagner@hotmail.com