En 1846, presidente James Polk de Estados Unidos ya había anexado a la República de Texas, mientras los límites territoriales con México quedaban inciertos:
De acuerdo con las leyes mexicanas, el estado de Texas llegaba hasta el río Nueces. Para los norteamericanos, la frontera natural era el río Bravo.
Polk, que intentaba provocar la guerra con México para apropiarse de los terriotorios de Nuevo México, Arizona y California, le pide al general Zachary Taylor que cruce el río Nueces y se establezca en los límites con el Bravo.
Para los mexicanos significó un acto de guerra y la invasión del territorio nacional, mientras se desarrollaba una pugna interna para definir al presidente.
Nos encontramos que el presidente José Joaquín Herrera es derrocado por Epifanio Paredes, que a su vez enfrentaba a los simpatizantes de Antonio López de Santa Anna.
Para el historiador Alfonso Gómez Rossi, la vorágine política confundió al Ejército mexicano, comprometido con la defensa del territorio pero obligado a decantarse por alguno de los bandos en disputa.
En tanto, Zachary Taylor invade Monterrey en septiembre de 1846, convirtiéndose en el primer general de división estadounidense que lucha en una ciudad.
“La batalla de Monterrey es la primera guerra urbana en la que participa el Ejército de Estados Unidos en su historia”.
La capital de Nuevo León era considerada por los estadounidenses como “el Gibraltar” de México, el lugar idóneo para invadir el país, pero se toparon con el problema de la defensa natural de la ciudad, con su geografía escarpada y montañosa.
Aquí, la colaboración completa de Alfonso Gómez Rossi.