Aparte de dejar ver su mal gusto, la actual legislatura, en su mayoría morenista y, sobre todo, barbosista, deja ver su cerrazón política ante la ciudadanía al tapiar el recinto del Congreso del Estado.
¿Por qué lo blindaron? Preguntará el posible lector. Bueno, la respuesta no es otra más que: por miedo a su ineficiencia. A lo mejor ellos dirán que es por preservar los monumentos y sitios históricos del estado, pero lo cierto es que es por ineficaces.
¿Ante qué surge una protesta? Ante un mal desempeño, ante la falta de trabajo o de acción y, sobre todo, de cumplimiento.
Y eso es precisamente lo que teme el Congreso actual, -y los pasados también-; sabe que asuntos muy sentidos por la ciudadanía están en la congeladora y que los interesados pronto pueden salir a reclamar.
Este 28 de septiembre se han anunciado distintas protestas feministas en Puebla que exigen se apruebe la despenalización del aborto y se garantice el derecho a la libre elección. Este asunto lleva en el Congreso atorado más de una legislatura. Y ni siquiera lo han tocado.
Y de ahí viene el enojo.
El que hayan tapiado con maderas puertas y ventanas es una acción que dice mucho. En primera, que en el Congreso los deseos y necesidades del pueblo no entran. En segunda, que ante su falta de trabajo, prefieren encerrarse y esconderse.