Este 19 de septiembre se cumplen 5 años del fatídico sismo del 2017 y 37 años del catastrófico de 1985. En ambas fechas, los mexicanos dieron muestra de la valentía, resiliencia y solidaridad que nos caracteriza.
El impacto de la naturaleza terminó con muchas vidas, sobre todo en la Ciudad de México, aunque el epicentro fue en Puebla. 370 es el estimado de decesos por el temblor.
Además, en Puebla, al menos 7 mil 142 personas resultaron damnificadas por daño total de sus hogares, cifra dada por el comisionado de Reconstrucción en el estado.
En muchos lugares, la promesa de la reconstrucción quedó en eso: una promesa. Cientos de habitantes de la mixteca poblana han denunciado que no han recibido ni una sola ayuda para ellos ni sus comunidades; templos, escuelas y edificios aún están a la espera de ser rehabilitados.
Luego, el tiro de gracia: la desaparición del FONDEN. Bajo el soso argumento de la lucha anticorrupción se eliminó uno de los fondos más efectivos para apoyar a los damnificados ante cualquier desastre natural.
Aunque han pasado cinco años, lo cierto es que la omisión gubernamental sigue. La fiebre por ayudar duró los primeros meses y ahora ya sólo recuerdan a los damnificados como cifras en estos días.