Otra ruptura más de Miguel Barbosa; hace una semana fue con Gerardo Noroña, a quien estimaba y respetaba… Ahora con su amigo Eduardo Rivera… En ambas peleas el problema es uno: la sucesión de 2024.
El domingo, en un evento en el que ocurrió lo contrario de lo que esperaban, Eduardo Rivera se ganó la enemistad al “dejarse” destapar para las próximas elecciones del 2024.
El líder del PAN a nivel nacional, Marko Cortés, dio luz verde a Rivera para ir a todo el estado de Puebla a promover su trabajo.
Rápidamente Barbosa atacó y dijo que el edil se perdería de la gracia de su compañía en todos los eventos públicos habidos y por haber.
“Vean nada más en qué situación lo pusieron, y cómo Eduardo Rivera se dejó llevar en ese aliento, lo acaban de perjudicar, lamento lo que le hicieron”, dijo el gobernador.
El verdadero problema, aventuran algunos, no es que Rivera -ahorita- o Ignacio Mier -hace una semana- se destapen;eso, como dice el propio gobernador, no sorprende a nadie.
El auténtico problema es que ambos, incluso sumando a la lista a Alejandro Armenta, tienen más presencia y arrastre que las corcholatas del gobernador.
Y, es que, ¿qué fuerza tienen la secretaria de Economía, el secretario de Educación o el secretario del Trabajo?¡Ninguna! No figuran ni dentro ni fuera de Morena y, de no ser porque tienen un puesto público, tampoco serían conocidos.
Y eso es algo que le pesa a Barbosa, quien sueña con que le consulten quién será su sucesor y, en una de esas, colocar a su favorito o favorita.
De última: si alguien todavía dudaba sobre el nuevo poder del gobernador en la dirigencia de Morena, apenas horas pasaron para que la nueva líder estatal Olga Lucía Romero Garci-Crespo anunciara que el partido denunciará a Eduardo Rivera por actos anticipados de campaña. ¡A sus órdenes, gobernador!
