A pesar de que Miguel Barbosa presumió un sistema de salud pública robusto e inmediatos apoyos al campo por cultivos siniestrados, la realidad que enfrentan las familias campesinas de Puebla es de carestía y nulo acceso a la atención médica.
Rosario Martínez Palacios, ama de casa de la inspectoría Devora Carrizal, en en el municipio de Cuayuca de Andrade, señaló las promesas incumplidas por los gobiernos estatal y federal, ante la escalada de precios en alimentos y combustibles.
“Por lo regular comíamos carne una vez a la semana, pero ahora está carísima; aunque sea una sopita y frijoles, porque hasta el arroz está carísimo”.
Como parte de la serie de entrevistas que realizamos a productores agrícolas y amas de casa que enfrentan la sequía en el campo y la inflación, la señora Martínez Palacios advirtió que “con 200 pesos, apenas vamos comiendo:
“¡Que no chingue la madre el gobernador! Ahora sí me disculpan, pero no está dando en la madre; cuánto prometió y no ha cumplido nada, al contrario, lo quitó todo”, reclamó.
Martínez Palacios exigió que gobernador Miguel Barbosa “se ponga las pilas” y atienda las cosechas siniestradas en la entidad por el cambio climático.