“Con el fin de mejorar la imagen urbana del municipio, el ayuntamiento de Puebla contrató a la empresa Ecoineo S.A de C.V para el servicio de remoción de graffiti y chicles, por un monto de 3 millones 400 mil pesos, de acuerdo con la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT)”.
Esto es lo que informó recientemente el ayuntamiento de Puebla que preside el panista Eduardo Rivera Pérez, cuya administración pagó “del 8 de marzo al 30 de noviembre, para la remoción de graffiti en piedra de cantera, muros, puertas de madera e instalaciones, mediante una recuperación general del retiro de suciedad y limpieza por medio de sistemas certificados suministro, además de la remoción de chicles en banquetas”.
La limpia y el reordenamiento de la ciudad, le dice Eduardo Rivera Pérez.
Aquí cuestionamos si es sensato gastar 3.4 millones de pesos en quitar grafittis y chicles del primer cuadro de la ciudad mientras se olvida de las calles de la periferia.
En las colonias más alejadas le siguen pidiendo al presidente que pavimente sus calles, que las arregle, que ponga luz en ellas, ¡vaya! Hasta con que las aplanen y pongan ‘fresado’ se conforman por ahora.
¿Entonces? ¿Por qué se gasta en quitar grafittis y chicles y no el arreglar calles? ¿Cuál es el criterio para hacer de lado las necesidades de los pobres?