Por Leticia Montagner
El exceso de peso y sus problemas asociados se ceban especialmente con las clases más desfavorecidas. Una peor situación laboral, nivel de estudios, estado de salud de los padres y nivel socioeconómico familiar se relacionan con un mayor riesgo de sobrepeso u obesidad en los niños.
El Ministerio de Consumo de España indicó que el estatus económico se manifiesta en el teléfono móvil, el coche o el barrio donde se vive. El estado de salud también habla de la situación financiera ya que, a menor salario, más posibilidades existen de padecer obesidad, entre otras enfermedades.
Sin tener la bola de cristal, un vistazo al nivel de ingresos puede decir si hay más probabilidades de sufrir exceso de peso, como se expone en las explicaciones psicosociales de la relación entre el nivel socioeconómico y el índice de masa corporal. Al ir al detalle y observar cómo está distribuido ese exceso de peso, investigaciones científicas destacadas confirman que la composición corporal va a ser peor, es decir, menos masa muscular y más masa grasa, al niño, al adulto o una persona mayor.
Es posible padecer malnutrición, un estado agudo o crónico de baja nutrición o sobrenutrición que lleva a cambios de composición corporal y funciones orgánicas disminuidas, pues será mejor tener algo que comer que no comer nada.
En los países en vías de desarrollo, de acuerdo al diario español El País, las personas con más recursos son las que tienen un mayor peso corporal, porque los ciudadanos con menos ingresos padecen vidas extenuantes y no tienen acceso a los alimentos calóricos y nutricionalmente densos, así que la preocupación no es el exceso de peso sino el acceso a los alimentos.
Pero en los países más ricos plantear esa situación es una falacia, porque tenemos una amplia disponibilidad de alimentos saludables que permiten elaborar dietas nutritivas a buen precio y la relación peso-estatus es justamente la contraria, como se establece una revisión sistemática publicada en la revista Appetite.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), recoge que en los países ricos los niños en exclusión social son los que tienen mayor riesgo de sobrepeso u obesidad. Algo que, además, puede marcar su salud a lo largo de su vida porque es uno de los principales determinantes de la obesidad en adultos pues hasta el 70 % de los niños que la padecen, la sufrirán también en su vida adulta.
El entorno alimentario tiene un impacto determinante. En España un 41.3 % de los menores y hasta un 54.5 % de los adultos tienen exceso de peso.
El entorno alimentario se ha definido en Obesity Reviews como el ambiente físico como accesibilidad, calidad, promoción, el económico o los costos, lo político y lo sociocultural como normas y creencias, así como las condiciones y las oportunidades que influyen sobre las selecciones alimentarias y el estado nutricional de la población.
Afecta a cuatro dimensiones: disponibilidad, asequibilidad, accesibilidad y aceptabilidad. No solo comprende la oferta, sino también los factores que llevan a demandar ciertos productos.
El ejemplo clásico es ir a un hipermercado donde hay miles de productos al alcance, cientos de ellos opciones saludables como frutas, verduras, legumbres, pescados y carnes magras frescos, en conserva o congelados, huevos, frutos secos tostados sin sal, aceite de oliva; pero en el carrito siempre ponen una tableta de chocolate, yogures de sabores y un par de platos precocinados.
Es decir, se condicionan los alimentos insanos que acaban en la despensa, por las prisas y los antojos, que crean un ambiente nefasto, lo que llaman el ambiente obesogénico.
Los factores cuando se vive en un barrio vulnerable o se tienen ingresos bajos están en contra. Si el trabajo es precario y con horarios imposibles, impactará en la organización familiar, que es un factor potencial de riesgo de obesidad infantil. Además, hay factores como el estrés y la salud mental, que dificultan seguir un buen patrón dietético.
Para resolver el problema, en las clases altas y bajas es sencillo. Simplemente se deben tomar los dos conceptos básicos de la oferta y la demanda que se van desgranando. En la oferta hay determinantes como la producción alimentaria, los costos, el comercio y el acceso geográfico. En la demanda actúan la disponibilidad, asequibilidad percibida, aceptabilidad, economía y recursos familiares, influencias individuales y socioculturales.
Fácil de resolver el problema de la obesidad, ¿verdad?
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