Rosa María Dávila Partida
Al terminar su reunión en Madrid el pasado 30 de junio, la OTAN anunció modificaciones importantes en su “concepto estratégico” (un documento que establece su estrategia militar y de seguridad para los próximos 10 años), pues cambia drásticamente la visión respecto a sus relaciones con China y Rusia. Considera a Federación Rusa “la amenaza más significativa y directa para la seguridad de los aliados y para la paz y la estabilidad de Occidente” (BBC News 30 de junio). Es decir, Rusia dejó de ser un país socio y ahora es su principal enemigo.
Respecto a China el mismo documento informa: “En el concepto estratégico de la organización también se identifica a China por primera vez como un desafío sistémico para la seguridad euroatlántica”. “China no es nuestro adversario, pero debemos tener los ojos claros sobre los serios desafíos que representa”. En el concepto estratégico de la OTAN que se acordó en 2010 ni siquiera se mencionaba a China.
En pocas palabras, con el documento emanado de esta Cumbre celebrada en Madrid, la OTAN reconoce abiertamente lo que había estado negando desde noviembre del 2021, cuando Rusia pidió oficial y públicamente que definieran si le iban a dar garantías de seguridad, y si iban a alejar las amenazas de sus fronteras. Como todo el mundo sabe EE.UU y la OTAN se negaron a firmar el documento, y escondieron su posición tras cortinas de palabras, pero en los hechos siguieron tejiendo los planes que ya tenían para hacer aparecer a Rusia como el país agresor, como finalmente sucedió.
Ahora la OTAN reconoce públicamente que Rusia es su enemigo y, con ello, santifica el estar utilizando a Ucrania para librar una guerra que no es suya. Se trata de una guerra por delegación, como dicen los expertos.
En México los ciudadanos de a pie debemos preguntarnos: ¿qué intereses defiende la OTAN al adoptar estas posiciones? Todas las semanas aparecen resultados de investigaciones serias, de expertos responsables que desnudan los verdaderos propósitos de las acciones del imperialismo norteamericano, el poder real detrás de la OTAN, que no son los que declaran a los medios de comunicación un día sí y otro también, el imperialismo defiende los intereses del gran capital trasnacional que cada día encuentra más obstáculos para que funcionen bien sus negocios, pues tiene dificultades para producir y, sobre todo, para vender sus mercancías porque el número de compradores se ha ido reduciendo en el mundo (y no podía haber sucedido de otra manera, una vez que el gran capital trasnacional mecaniza y automatiza muchos procesos productivos arrojando al desempleo a cientos de millones de trabajadores ya que no van a poder consumir; cuando finca sus enormes ganancias reduciendo drásticamente los salarios y, consecuentemente, la capacidad de consumo de los que están empleados).
¿Por qué el imperialismo lanza esas amenazas y lleva al mundo al borde de la tercera guerra mundial? Porque los que dirigen las principales economías del mundo occidental, para salvar su sistema agonizante, y con ello conservar y acrecentar sus ganancias, han escogido el camino de la guerra. Esa es su solución. Como los pueblos ya están protestando por tanta carestía, hambre, inseguridad, desempleo y marginación, el imperialismo se prepara para someterlos a todos por la fuerza. Obviamente lo que salen ganando son los consorcios del complejo militar-petrolero-financiero, el famoso “estado profundo” que controla a las autoridades de EE. UU.
Para formarnos una idea completa de la alarmante situación mundial que se está configurando, necesitamos contestar aún dos preguntas.
¿Por qué destacan como enemigo a la Federación de Rusia? Antes, cuando era el corazón de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la atacaban porque su sistema económico político era socialista, pero desde 1991 los rusos viven también bajo el mismo sistema capitalista. Porque su gobierno, con el presidente Putin a la cabeza, no se doblega ante las presiones imperialistas y pugna por lograr el desarrollo independiente de su país. Y en el caso de Ucrania, Putin ordenó el lanzamiento de una operación militar especial alegando que las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Rusia, necesitan ayuda frente al genocidio perpetrado por parte de Kiev, que ya había ocasionado más de 14 mil muertos.
¿Por qué atacan a China? Porque este país, donde el poder político está en manos de los trabajadores y tiene una economía mayoritariamente capitalista, ha logrado una hazaña que no tiene paralelo en el mundo, ha logrado erradicar la pobreza. China lo ha declarado a los cuatro vientos, que las puertas están abiertas para todos los observadores que quieran visitarlos y comprobar que no mienten. La pujante y sólida economía China, y el creciente bienestar que proporciona a su población, constituye sin duda un ejemplo para los demás pueblos del mundo que no le conviene al imperialismo que se difunda, porque sale perdiendo en la comparación.
En resumen, el imperialismo norteamericano declara la guerra a Rusia y China, porque representan a los países que luchan por un mundo multipolar, donde todos los pueblos puedan desarrollar todas sus potencialidades y mejorar la suerte de sus habitantes. Cada vez se hace más necesario que todos los mexicanos nos enteremos de esta problemática y nos alistemos a levantar un fuerte movimiento por la paz. Solo los pueblos en lucha podrán detener los planes genocidas del imperialismo norteamericano.
