Gilberto García Vázquez, economista y maestro en Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) en su artículo titulado: “Dos Bocas, Deer Park y las tormentas que vienen” explica que la política energética del gobierno de México es errática porque apuesta a la energía fósil cuando el mundo va con rumbo a las energías limpias (eólica y solar) y a la producción de vehículos eléctricos, lo que ocasionará la pérdida de tiempo y de grandes inversiones.
“Con la construcción de la refinería de Dos Bocas y la compra de Deer Park, el gobierno de México dobló su apuesta por los combustibles fósiles. Sin embargo, las transformaciones en la industria y más y mayores tormentas en el golfo de México, harán de estas inversiones elefantes blancos en el proceso de transformación energética del país.
Durante más de 9 décadas, Shell fue dueña de Deer Park (con una producción de 318 mil barriles por día), los últimos 20 años en sociedad de 50-50 con PEMEX. Después de recibir 596 millones de dólares por su parte, y 325 millones por el inventario, Shell dejó las operaciones de Deer Park y quedó en manos de PEMEX.
Para Shell, vender Deer Park está de acuerdo con su estrategia hacia cero emisiones netas y enfocar sus operaciones en refinerías integradas con parques de la industria química, en un mundo con menor demanda de gasolina.
PEMEX, al contrario, está centrado en incrementar la dependencia de México de los combustibles fósiles, en un momento en que su producción de petróleo ha disminuido. Deer Park procesa crudo pesado con alto contenido de azufre producido en Canadá, Estados Unidos y México. Adicionalmente, PEMEX ha invertido al menos 18 mil millones de dólares en la configuración de Dos Bocas, ubicada en la costa del estado de Tabasco. Hasta ahora, el costo de este proyecto se ha incrementado al doble de su precio original.
García Vázquez señala que la apuesta de México de incrementar su dependencia de gasolinas producidas en el Golfo traerá altos costos y poca flexibilidad, incrementando las posibilidades de bajo crecimiento y alta inflación. A largo plazo, las consecuencias serán todavía más costosas.
Con inversiones como Dos Bocas y Deer Park estamos perdiendo el tiempo. Basar la estrategia energética de México en combustibles fósiles es una distracción, con efectos en el tiempo, costo, y dolor que tendremos que experimentar en el proceso de adaptación al cambio climático. Con Dos Bocas y Deer Park, PEMEX está anclando a México en un caro embarque embaidor por la seguridad del suministro derivado de la inseguridad climática”.
