La construcción del tramo 5 del Tren Maya significaría la deforestación de más de 485 hectáreas de selva virgen en una longitud de 65 km, una de las regiones selváticas, marinas y subterráneas más valiosas del mundo por su biodiversidad.
El 30 de mayo de 2022, un juez ordenó la «suspensión» de las obras del Tren Maya en el tramo 5 que va de Playa del Carmen y Tulum. Nadie sabe hasta ahora cómo ni cuándo terminará el juicio correspondiente.
El principal argumento del juez federal, Adrián Fernando Novelo es que las autoridades no cuentan con la autorización de impacto ambiental requerida para cualquier obra en el país. El jurista confirma así la paralización de la obra ordenada en abril, y se inclina a favor del grupo de buzos y espeleólogos que presentaron una demanda contra el proyecto alegando que «provocará un daño irreversible en el complejo sistema cenotes, cavernas y ríos subterráneos de la región».
«El gobierno federal no ha sido claro y transparente en relación al impacto ambiental. Y ha preferido defender intereses de empresarios que favorecer argumentos de ecologistas», dice Omar Cepeda Castro, columnista de El Financiero. Y prosigue: «El presidente López Obrador los acusa de ser ‘politiqueros’ o ‘pseudoambientalistas’, y de estar financiados por grandes empresas, cuando también grandes empresas le obligaron a cambiar el tramo original, que va de Cancún a Tulum».