Angélica Villa Enciso
Las sanciones económicas impuestas por EE. UU y la UE a Rusia han bloqueado los canales de venta de mercancías del país eslavo, generándose escases de productos en el mercado y consecuentemente, un aumento desmedido de precios, que amenazan con generar una depresión de las actividades económicas a nivel global.
Rusia es el mayor proveedor de gas, petróleo, trigo y fertilizantes a nivel mundial; una vez que lo bloquearon del sistema financiero internacional, le impiden vender porque está bloqueado para recibir los pagos de los clientes y como sostuvo Vladímir Putin presidente de Rusia, “nadie nos vende nada gratis y tampoco vamos a hacer obras de caridad, es decir, los contratos existentes serán detenidos”.
Para evitar una catástrofe energética, Rusia instrumentó una forma de pago a través de Gazprombank en donde reciben las divisas extranjeras y luego se determina su equivalencia con la divisa rusa y se registra el pago correspondiente.
De continuar la aplicación de las sanciones contra Rusia, bajo el pretexto de la intervención militar especial de Rusia en Ucrania, se podría generalizar el proceso de recesión económica global y de insuficiente producción de mercancías lo que agudizará la crisis económica global y en algunos casos llegar hasta la hambruna.
Por esto, es necesario que el conflicto en Ucrania se resuelva mediante la firma de tratado y el restablecimiento del orden económico con base al derecho internacional para reducir los efectos catastróficos a la economía mundial.