En el soneto «A don Pedro Alvizu Campos», denuncia la represión y los abusos contra su pueblo, la persecución y la tiranía yanqui y lo llama a impulsar a los rebeldes con su inmortal ejemplo.
Tania Zapata Ortega
La biografía del poeta puertorriqueño Francisco Matos Paoli (Lares, 1915 – San Juan, 2000) es uno de esos caros ejemplos de la poesía al servicio de los ideales más elevados. Muy joven conoció al líder del Partido Nacionalista Puertorriqueño, Pedro Alvizu Campos, a quien consideró siempre su mentor en la lucha contra el colonialismo norteamericano, cuyas políticas represivas se habían recrudecido. Maestro, lo llama en el soneto A don Pedro Alvizu Campos, en el que denuncia la represión y los abusos contra su pueblo, la persecución y la tiranía yanqui y lo llama a impulsar a los rebeldes con su inmortal ejemplo, como un nuevo Quijote que entra en batalla contra la injusticia.
Maestro, si tú ves la inocencia vendida,
el veneno de paz destrozar nuestros huesos.
Si en el marasmo oculto que socava los besos
del mar ya no tenemos isla. Si en la vida
enhiestos están los rayos. Si la ley pervertida
nos persigue. Si el antro sepulta nuestros presos,
Maestro, agarra el látigo para morir con esos
consuelos que arrebatan la fruta prohibida
de aquella libertad que nos niega el tirano.
Desata, en vasta sombra, el inviolado arcano
en que moras. Y así, en enérgica lanza
de Quijote, subleva nuestra carne morosa.
Si queremos tocar un capullo de rosa,
primero el huracán ha de abrir la esperanza.
El 21 de mayo de 1948 se presentó ante el Senado de Puerto Rico un proyecto que pronto sería conocido como la “Ley Mordaza” y que proponía restringir las actividades de los movimientos nacionalistas en la isla, declarando ilegal la exhibición de la bandera de Puerto Rico, entonar canciones patrióticas, hablar de la independencia y luchar por ésta, castigando con elevadas multas y pena de cárcel a quien se atreviera a escribir, imprimir y publicar ideas independentistas. El proyecto de ley fue aprobado unos cuantos días después, el 10 de junio. Los anhelos libertarios del poeta se expresan en la siguiente décima, titulada La patria libre, una esperanzada imagen de lo que podría ser su país emancipado.
Algún día, en la alta y vieja
corriente, con luz de mar,
el hombre ha de dominar
el dolor que lo refleja.
Todo será como abeja.
El polen, más sabio y fiel.
El pan, más blanco. El joyel
del cielo, más elevado.
Y el hombre, ya libertado,
como cena tendrá miel.
Y su acerba crítica a los representantes “populares” que votan leyes como la citada, serviles con el yanqui y lesivas al pueblo se expresa en El político de oficio.
El charlatán se adelanta
lombriz de la fruslería.
En su meta, cada día,
la patria sutil suplanta.
Su sarcástica garganta
acapara la atención.
Grita, grita en confusión.
Y su brío tan cobarde
roba la rosa en la tarde
del jardín de mi ilusión.
En 1949, durante una asamblea celebrada en la ciudad de Arecibo, el Partido Nacionalista Puertorriqueño nombró secretario general a Matos Paoli, quien viajó a varias ciudades realizando difusión de la causa nacionalista que, para entonces, ya estaba proscrita por la ley. El dos de noviembre de 1950, después de una serie de levantamientos nacionalistas en diversas localidades, la policía se presentó en la casa del poeta pretextando buscar armas y explosivos; solo halló una bandera de Puerto Rico y cuatro discursos que él había redactado a favor de la independencia de aquella nación, “pruebas” que fueron consideradas suficientes para despedirlo de su cátedra en la Universidad de Puerto Rico y condenarlo a 20 años de prisión, que luego se redujeron a 10. Su actividad literaria no cesó mientras estuvo preso, Sangre de los nacionalistas testimonia la firmeza de este patriota, aún en condiciones tan adversas.
Fe en las rosas. Por la vena
de Jesús palpita el cielo
de los mártires en vuelo.
Sangre en ascuas. Sangre buena,
tan alta que se encadena
a la paz. Sangre proscrita
que en la cárcel precipita
pupilas de roja flor.
Sangre curvada en dolor
hasta ser sangre infinita.
En 1977, el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico lo nominó al Premio Nobel de Literatura. Longevo y prolífico, su obra publicada abarca más de cinco décadas y arranca con Signario de lágrimas (1930-1931) en ocasión de la muerte de su madre, cuando él contaba apenas 15 años; al que siguen Cardo labriego y otros poemas (1932-1937); Habitante del eco (1937-1941); Teoría del olvido (1941-1944); Isla para los niños (1945); Canto a Puerto Rico (1947); Luz de los héroes (1951); Canto nacional a Borinquen (1955); Criatura del rocío (1956); Islario del aire (1957); Decimario de la Virgen (1958); Canto de la locura (1961); El viento y la paloma (1961-1963); Hacia el hondo vuelo (1964-1966); Testigo de la esperanza (1969); La marea sube (1970-1971); La semilla encendida (1971); Rostro en la estela (1972-1973); La orilla sitiada y Variaciones del mar (1973); El engaño a los ojos y Rielo del instante (1974); Unción de la tierra (1975); Dación y milagro y Ya se oye el cenit (1976); Loor de espacio (1977); Rapto en el tiempo, La caída del clavel, Sombra verdadera, La distancia vencida y Jardín vedado (1978); Los crueles espejos (1979); y Contra la interpretación (1987).