La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi inició una reunión de los congresistas estadounidenses con el saludo nazi ‘Slava Ukraini’, el mismo saludo fue pronunciado por Boris Johnson primer ministro británico en una reunión en la Cámara de los comunes. Este fascismo que se evidencia en la forma, se concreta por el presidente de EE. UU en los más de mil millones de dólares en armamento que ha enviado a Ucrania y en la afirmación de que el armamento enviado es suficiente para que cada ciudadano mate a los demás varias veces.
El fascismo nunca se preocupó por el pueblo, fue una corriente política capaz de asesinar a millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial, lo mismo está sucediendo ahora en Ucrania. Ni Estados Unidos ni la UE ni ninguna de sus instituciones relacionadas se preocupan ahora o se han preocupado nunca por el pueblo de Ucrania, y mucho menos por su libertad.
Ahora Ucrania además de ser instrumento para atacar a Rusia ha sido estrangulada u economía durante las últimas tres décadas. Veamos:
Ucrania cuenta con 44,13 millones de habitantes, es el país más pobre o el segundo más pobre de Europa. Compite con Moldavia, con unos 2,6 millones de habitantes, por estos títulos tan poco propicios.
El 50 por ciento más pobre de la población ucraniana recibe sólo el 22,6 por ciento de todos los ingresos del país y el 5,7 por ciento de su riqueza. El 10 por ciento superior posee casi el 60 por ciento de los activos personales netos de Ucrania, según la Base de Datos de Desigualdad Mundial.
Se calcula que el salario medio en Ucrania es de apenas 330 euros al mes, y el mínimo que puede cobrar un trabajador, de acuerdo al Estado, es de 144 euros. Según el gobierno ucraniano, un individuo debería sobrevivir con menos de la mitad de esa cantidad, ya que el mínimo de subsistencia es de 64 euros. Los jubilados que se encuentran en la posición más baja de la escala de pensiones reciben 50 euros al mes.
El Instituto de Sociología del país informa que la familia ucraniana típica gasta el 47 por ciento de sus ingresos totales en alimentos y otro 32 por ciento en facturas de servicios públicos. En 2016, casi el 60 por ciento de las personas eran pobres según los estándares del gobierno, incluido el 60 por ciento de los niños.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura encontró que en 2020 el 15,9 por ciento de los niños ucranianos menores de 5 años estaban desnutridos, y en 2019 el 17,7 por ciento de las mujeres en edad reproductiva eran anémicas, una condición causada por la falta de hierro en la dieta. Esa cifra no ha dejado de aumentar desde 2004. El 24 por ciento de la población es obesa.
En un sentido inmediato, la situación actual tiene sus raíces en el golpe de Estado de 2014, respaldado por Estados Unidos, que llevó al poder a un gobierno en Kiev que inmediatamente firmó un acuerdo de asociación con la UE que le exigía aplicar severas medidas de austeridad.
Mientras el número de milmillonarios ucranianos comenzó a crecer a partir de este periodo: Víctor Pinchuk (1.900 millones de dólares), Renat Akhmetov (7.600 millones de dólares), Igor Kolomoyskyy (1.800 millones de dólares) Henadiy Boholyubov (1.100 millones de dólares), Petro Poroshenko (1.600 millones de dólares), Vadim Novinsky (1.400 millones de dólares), etc.
Muchos jóvenes, que carecían de alternativas a principios de la década de 1990, se unieron a las bandas y fueron utilizados como peones en el proceso de acumulación por parte de los delincuentes. Un aumento en la delincuencia fue impulsado en gran medida por diversas formas de ‘robo, hurto, estafa y extorsión’ y ‘la aceptación de sobornos, la falsificación y el comercio de narcóticos’, señala.
Durante este tiempo, Ucrania recibió 10 préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, en el inicio de lo que sería un proceso casi constante de préstamos de las instituciones financieras internacionales a lo largo de las décadas de 2000 y 2010.
Los prestamistas exigieron al gobierno de Kiev que pusiera fin a las políticas que obstaculizaban el comercio exterior, que eliminara las regulaciones de precios, que redujera el déficit presupuestario del Estado, que recortara las subvenciones a las industrias ‘improductivas’, que aumentara la competitividad de las empresas manufactureras mediante la modernización de sus plantas y el despido de trabajadores, que privatizara más propiedades estatales, que recortara los gastos presupuestarios centrándose en los programas sociales y en las pensiones, y que impusiera impuestos sobre el valor añadido de forma que la recaudación de las ventas recayera en mayor medida en los consumidores que en las empresas.
Como resultado, Ucrania ha entrado en un ciclo constante de endeudamiento, que a veces se acerca al impago debido a las mayores crisis de la economía mundial. Está información de acuerdo al análisis realizado por Andrea Peters y publicado en World Socialist web site.